La Taberna de los Sabios

La dama, el príncipe, el héroe, la diosa

Afortunadamente, y a pesar de nuestro secular empeño, aún no hemos logrado enterrar nuestro pasado

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Afortunadamente, y a pesar de nuestro secular empeño, aún no hemos logrado enterrar nuestro pasado. Su recuerdo se inmortaliza a través de las huellas arqueológicas de su caminar histórico. Nuestro pasado es rico y glorioso, y ahí está el mundo de los príncipes, héroes, diosas y damas íberas para atestiguarlo. Jaén, la desconocida, inaugura el gran Museo Íbero, que dará a conocer internacionalmente una de las culturas más importantes de nuestra historia y arqueología. El mundo íbero (650 antes de Cristo hasta principios de nuestra era), terminaría romanizándose por completo. Moriría la cultura íbera, nacería la hispanoromana. Jaén, por méritos propios, es la sede de la gran institución museística y científica que desvelará los secretos que aún oculta el mundo de nuestros antepasados íberos. No ha sido fácil conseguirlo, pero el esfuerzo ha merecido – y mucho – la pena. Gracias a Arturo Ruiz y Manuel Molinos por su colosal empuje y dedicación. Sin ellos, sencillamente, el prodigio no habría sido posible.

Jaén, encaramada en las faldas del cerro de Santa Catalina, oculta entre su caserío tesoros aún poco conocidos. La iglesia de la Magdalena - con el misterioso ninfeo del lagarto a su frente -; los baños árabes y el palacio del conde de Villardompardo; la judería, Santa Clara, san Andrés y el castillo de Santa Catalina, entre otros monumentos, componen una sinfonía de historia, belleza y piedra que emociona y esclarece. Sin embargo, no se le incluye en el gran tour de las ciudades patrimoniales andaluzas, por una competencia imposible con tres de los grandes luceros mundiales, Granada, Sevilla y Córdoba. Por ello, la capital queda algo aislada del trasiego de visitantes que riega las economías y las haciendas de hosteleros y comerciantes del resto de las grandes capitales turísticas de Andalucía.

            Pero Jaén – y también es desconocido para muchos – es la capital de la cultura íbera, la provincia donde se han descubierto los conjuntos escultóricos – como el del Pajarillo y Cerrillo Blanco –más impresionantes del fascinante mundo íbero, que se extendió desde la Andalucía Alta hasta toda la franja mediterránea. La provincia de Jaén brilla con luz propia. Sus grandes Oppidum, como Cástulo u Obulco, asombran por sus dimensiones y riqueza. Por eso, Jaén debía ser la sede de un gran museo y centro científico que concediera a la cultura íbera el peso que le corresponde en relación con otras culturas contemporáneas del Mediterráneo, más estudiadas y valoradas.

            A lo largo del siglo XX se crearonen cada provincia los museos arqueológicos, que mostraban sus piezas arqueológicas más destacadas. Sin embargo, la museística, desde principios de XXI comenzó a plantear, también, museos temáticos, de carácter monográfico, para abordar en profundidad una única materia o periodo arqueológico. Es el caso, por ejemplo, del colosal Museo de la Evolución Humana de Burgos. Estos museos generan un núcleo de investigación, ciencia y cultura, una masa crítica que permiten que su producción científica compita a escala internacional.

            En Andalucía, afortunadamente, hemos apostado por uno de esos grandes museos monográficos, el Museo Íbero de Jaén, que se puede situar, por derecho propio, en la vanguardia de los nuevos conceptos museísticos. Recién inaugurado, ofrece en estos momentos al visitante una exposición bajo el sugerente – y poético – título de La Dama, el Príncipe, el Héroe, la Diosa, en la que nos adentra, a través de piezas espléndidas y textos divulgativos, en el imaginario sagrado, político y militar del mundo íbero. La Exposición, bellísima y de visita obligada, es sólo un aperitivo de los contenidos que en su día albergará el museo.Ojalá, pronto, podamos disfrutarlo por completo. Pero mientras, felicitémonos, como andaluces, turdetanos e íberos, por su inauguración.

Las diosas íberas - con sus palomas - y los héroes - con sus lobos y sus grifos - nos lo agradecen desde el cielo azul y luminoso del tiempo ancestral en el que habita su recuerdo, hoy recuperado gracias al Museo Íbero de Jaén.

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