Reconozco que aún duele el pestañear después de un plácido agosto mirando al sol, pero me apunto a ese selecto club que lucha a contracorriente y aspiran a la inquietante rutina cuando aún prosperan las avanzadillas familiares a los chiringuitos de playa. Es turno de regresar y sin ningún dolor del mundo, porque al menos uno ama su trabajo. Así que amigo mío, no te despistes más, límpiate bien los zapatos al entrar y pasa a esta nuestra anhelada salita que hoy se vuelve abrir de par en par.
Muchas horas de las denominadas como “muertas” pasan por delante de cada uno cuando el periodo vacacional llega a nuestras vidas. Muchos ratos libres de reflexiones interminables e ideas improductivas que al final como casi siempre culminan en un “mejor me quedo como estoy”. Así, día tras día, noche tras noche, botellín tras botellín... Y como no, la tele pasa a ser una de las mejores aliadas en aquellos momentos angostos que parecen no tener fin. Es una herramienta incombustible y llena de soluciones para aliviar el aburrimiento agosteño. Y claro, uno que tiene la dicha de trabajar en ella admira esos flamantes instantes no precisamente como una vía de escape, sino como a ese amor de verano que ves, sientes, disfrutas y cada año por estas fechas siempre regresa. El platonismo en su más pura esencia.
Es el orgullo de saber, de palpar, de reconocer que nuestras horas de trabajo y noches de insomnio obtienen a diario el valioso premio de la empatía. Y todo pasa tan rápido, todo es tan voraz, que cuesta detenerse y sentir ese cariño inmenso e impagable de tantos ciudadanos anónimos que se molestan en escribirte un privado por Facebook o le dan a “me gusta” a tus tuits, que te saludan si se cruzan contigo por la calle o que te dan las gracias meramente por existir. Todo un orgullo que me hace levantar como un resorte un nuevo año en el prólogo de una nueva e ilusionante temporada para Ondaluz TV, los periódicos VIVA y por ende para Publicaciones del Sur. Un año en el que todo esfuerzo pasado debe ser recogido meritoriamente en forma de seguros de vida para un futuro. Merecido reconocimiento para una empresa de comunicación cien por cien andaluza que desde el primer día apostó por nuestras raíces, por nuestra particular forma de entender la vida desde la bahía de Cádiz hasta el cabo de Almería, por convertirse en un útil al servicio de todos y en muchas ocasiones sin pedir nada a cambio.
Y como no, gracias a él y a todos aquellos que hicieron posible que del sótano cartujano, siempre en el más bello recuerdo, pasáramos al trazo perfecto de un lienzo enmarcado por El Salvador. Gracias por esa lucha incesante, mayor incluso en momentos de dudas y flaquezas, que nos ha traído a un punto de partida con el que todos siempre soñamos y que esperamos vivir. Y así se enciendan de nuevo los focos y así las cámaras apunten al plató, que ganas no faltarán. Y tú, estimado amigo, estarás ahí, como siempre impaciente, con el “me gusta” en tu teclado y con el sentir verdadero de que entre todos formamos y damos vida no sólo a una cadena, sino a una amiga llamada Ondaluz.
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