La salita de Moy

Hágase en Corpus en Sevilla

Quien instaurara la festividad del Corpus Christi en Sevilla allá por 1400 posiblemente nunca pensó que ésta se perpetuaría por estos lares...

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Quien instaurara la festividad del Corpus Christi en Sevilla allá por 1400 posiblemente nunca pensó que ésta se perpetuaría por estos lares y que seis siglos más tarde estaríamos aquí, hablando de una de las fechas marcadas en rojo en el calendario sevillano. Pasa a mi salita que tengo aquí las espigas y las uvas preparadas.

Y porque no es nada fácil eternizar una celebración hoy quiero mirar hacia delante y caminar sin demagogia barata hacia un día de esplendor. Una jornada donde lo verdaderamente importante continúa recorriendo las mismas calles desde 1532 para gloria de la Iglesia viva de Sevilla.

Porque no, porque no es una procesión con nueve "pasitos" y no sé cuantas bandas de traslados y conciertos. Porque los cirios no derraman su cera al fragor de una Semana Santa. Porque no es Domingo de Ramos en Los Terceros, ni la Hiniesta Gloriosa llega al centro bajo palio y con lágrimas derramadas. Porque no es desmerecer, sino situar. Es darle el sitio que merece con todo nuestro más estricto respeto a Su Divina Majestad.

Dicen que las comparaciones son odiosas y nada más lejos que la fiesta del Corpus para testificarlo. Es agotador ver como las charlas cofradieras centran en estos días su atención en un mal endémico que nosotros mismos nos hemos formulado en los últimos lustros. No todo es una cofradía con dos pasos, acólitos y penitentes. No podemos encaminar una presunta polémica de la fiesta hacia un deforme brazo extendido de la Semana Santa.

No mezclemos churras con merinas y palpemos lo que la historia nos ha brindado. Abracemos el cuerpo de Cristo Vivo y cantemos en la oración al Cantar de los Cantares de Salomón. Incluso sintamos su víspera como lo que es, un día grande para la ciudad. Contemplemos las decenas de altares y escaparates que realzan con todo su empeño al Santísimo Sacramento del Altar. Vibremos con los bandos anunciadores y con los conciertos de cámara y bandas que Sevilla fórmula en el nombre del Señor. Y por supuesto, arrodillémosno cuando la Custodia de Arfe pase por delante de nuestra fe.

Preguntémonos porqué llamamos "loca del Sacramento" a doña Teresa Enríquez y tomemos su mal llamada locura para poner donde merece en nuestras vidas a la fiesta que la ciudad un día creó para gritar sin miedos: "Yo amo a Dios". Así y con todo, eliminada toda sobra, hágase el Corpus de Sevilla. Ah, y que no prime la cantidad entre las sillas, sino la calidad en la oración.

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