La salita de Moy

“Yo soy Biri y no soy un violento”

Soy Biri. Pero no lo digas muy alto no vaya ser que la Santa Inquisición resurja de sus míseras cenizas para ajusticiarte...

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Soy Biri. Pero no lo digas muy alto no vaya ser que la Santa Inquisición resurja de sus míseras cenizas para ajusticiarte. Cuesta pensar que en pleno siglo XXI prohíban términos y, sobre todo, sentimientos que en su generalidad son totalmente inocentes de todo enjuiciamiento. Ser Biri no es portar un bate de béisbol, no. Ser Biri es dejarse el alma y el corazón cada partido animando a su Sevilla FC. Pero más allá de las controversias en el apasionante mundo del balompié, no te quedes en la puerta y pasa, que hoy en esta salita le pondremos al acento a nuestra razón de ser, a pesar de que a los sureños los siguen castigando desde los poderes centrales.

Y no es justificar la violencia, ni siquiera pretender saciar todo ese odio que desde la gran capital vuelcan casi a diario sobre nuestra idiosincrasia y nuestra manera de hablar. No voy a ser yo quién empuñe la espada de Damocles para hacer justicia. Ni por supuesto el defensor de los injustos, pero sí el de los justos... Y esos son muchos, muchos más de lo que son incapaces de enumerar antes de sentenciar.

Biris no es más que la excusa. La justificación cuasi perfecta para seguir atizando en circunstancias denunciables, claro que sí, pero que siguen afectando a la masa. Como cuando le echaban las llaves a los estadios del Sevilla y del Betis y mandaban a sus miles de aficionados al exilio, mientras otros tantos del centro de España soportaban todo tipo de improperios y actos violentos sin verse afectadas sus taquillas, ni sus asientos.

Hoy, José Castro y toda una directiva que dicen desvivirse por los suyos deben ser los primeros en encabezar el movimiento de una afición que el pasado domingo lo gritó alto y claro: “Yo soy Biri y no soy violento”. El presidente debe ser el primer atributo de defensa de un emblema, de una seña de identidad y, principalmente, del tercer pulmón de un equipo que la pasado jornada lo echó y tanto de menos. Y no, no es justificar aquellos actos vandálicos de ultras que ni representan al colectivo de una herencia que tantos padres mostraran alguna vez a sus hijos. Los violentos a prisión, sí, pero los Biris siempre en Nervión.

Mientras tanto, unos que asesinaron a sangre fría siguen luciendo sus emblemas por toda España, otros tienen que esconder las vergüenzas por el mero hecho de ser andaluces. La triste vulgaridad de una realidad que pisotea nuestra tierra por alejarse del centro para vivir en el Sur.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN