La salita de Moy

La esencia no estaba perdida; sólo dormía

La esencia no se ha perdido. Solamente duerme hasta que tú decides despertar…

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La esencia no se ha perdido. Solamente duerme hasta que tú decides despertar… En esta ciudad de las luces, de las maravillas terrenales y de las dualidades más apasionadas, la esencia es el alma que a todos identifica en el limbo del tiempo pretérito. Así que quítale la pila al reloj y entra en esta salita con los pies limpios, que la esencia no entiende de manchas.

Esencia… La esencia del paladar que en pentagramas dorados anidan en la ciudad de los cantos para perdurar en el alma de la vieja Roma. Esencia… La del metal que piropea con sus versos incesantes a la dama de alminar más bella del universo. La que aguarda en esas callejas de ensueño en el esbozo perfecto de un tambor que siluetea su mirada en la cal de los recuerdos. Esencia… La de las noches perdidas bajo el silencio de una luna que otea y mira, que escucha y se enamora cuando en la estrechez de una pasión mis penas llora. Esencia… La palabra que nunca calla. La que se alza en la eternidad de los cielos para gritar al mundo que Ella es la dulzura infinita a la que Sevilla en su muerte debe guardar bajo un manto que es el mejor remedio ante la enfermedad.

La esencia es que una noche de tertulia, de amigos que comparten un mismo sentir, sea la raíz de un sueño. El mejor trazo para comenzar a dibujar un pentagrama que alcanza diez años recorriendo el latir de estos corazones que redoblan en la esencia de Sevilla con acordes de amistad. Los amigos de la corneta y del tambor. Porque la esencia es Patón. La esencia es Escámez. La esencia es el sabor de un Domingo de Ramos en Caballerizas secando las penas del Señor a los sones de “Cristo del Amor”. La esencia es apuntar al cielo en la eterna noche de San Vicente cuando “Siete Palabras” retumba por los muros inquebrantables de la vieja Híspalis.

Sois la misericordia de tantos que encuentran el perdón del hermano entre melodías de un recuerdo que jamás olvida. Sois el fervor de los que os siguen, de vuestros amigos, de vuestras familias. Sois el ejemplo de la dedicación, del esfuerzo por seguir manteniendo encendida una vela que derrama en cada plaza, en cada esquina la auténtica y verdadera esencia de la ciudad.

Y nunca lo olvides… Esa esencia no estaba perdida. Sólo dormía hasta que hace diez años decidió despertar. Feliz aniversario Enrique, Garfia, Sergio. Felicidades a toda la Banda de CCTT Esencia.

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