Casi febrero. Tres meses para mayo. Sí, para las elecciones municipales. Tiempo más que suficiente para intentar revertir la situación, convertir el estado negativo en positivo y volver a ilusionar al electorado. Al portuense. En eso están.
El estado de aletargamiento en el que ha estado sumido El Puerto en los últimos años, parece ser historia y comienza a desperezar.
Como si otros partidos hubiesen estado al frente o como si otros políticos -los actuales y los que se marcharon- no tuviesen nada que ver. Como si el punto y aparte, el pasado, fuese eso, historia a enterrar. Las medidas de acondicionamiento y mantenimiento municipal dejan latente la dejadez y las políticas necesarias para revertir y acondicionar la ciudad como se merece.
Demasiado tiempo perdido y demasiadas actitudes pasivas que poco o nada han ayudado. Las medidas de actuación nunca son mal recibidas, al contrario, son las que deben continuar y alargarse en el tiempo. Que se haya aprobado el presupuesto antes que finalice el año, que se salve in extremis Suvipuerto, que el PGOU sea una realidad o que Mantenimiento Urbano tenga al fin un contrato, ilustra, con algunos ejemplos, que la luz debe dejar atrás la oscuridad.
Que mayo no sea un objetivo; el fin debe ser El Puerto. Actuar con decisión y mantenerlo vivo.
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