¿Catedral de pago?

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Esta semana me gustaría hablar sobre la Catedral de Jaén, nuestra Catedral, que ya tendría que ser Patrimonio de la Humanidad y sobre la que seguimos expectantes de la resolución, que deseamos favorable por justicia.
Recordemos la historia de nuestro templo magno haciendo un muy breve resumen.
Allá por el siglo XVI  se realizaron importantes reformas en la Catedral gótica que había. Unos años más  tarde se crea la cofradía del Santo Rostro, compuesta por 20.000 hombres y mujeres y, con los fondos recolectados  comienzan las obras del nuevo templo, ya que el que había amenazaba ruinas. Las obras se realizan bajo los planos de Andrés de Vandelvira y durante los siglos que duraron las obras se continuó con los planos originarios de éste. Durante el siglo XVIII se hicieron obras en el coro, la fachada, la bóveda, capillas… A finales de dicho siglo se inician las obras del Sagrario quedando así concluida nuestra Catedral.
He de reconocer que desde que “El Abuelo” no está en nuestra Catedral hay un aliciente menos para acudir a ella, pero junto a éste tenemos el del cobro de la entrada al templo.
Durante el puente de Todos los Santos seguro que hemos tenido visita familiar. Es normal que le enseñes tu ciudad, sus riquezas, de lo que más orgullosa te sientes, y por supuesto no puede faltar la Catedral.  Pero claro, ¿cuántas veces has visto tú la Catedral? Muchas, seguro. ¿Y para acompañar a la familia, tienes que pagar 5€ los adultos, 3€ si vas en grupo, 2€ para jubilados y 1,5€ euros para niños de entre 7 y 16 años, cuando tú has estado infinidad de veces dentro del templo?
Si la Catedral necesita ayudas para su mantenimiento y la única forma posible para ello es cobrando la entrada, que la cobren a las visitas turísticas. Pero los ciudadanos somos los mejores anfitriones y los que más turismo vamos a traer a la ciudad, por ello, como en muchos otros sitios se hace, los autóctonos de la ciudad no deberíamos de pagar la entrada a la Catedral.
Así cuando venga familia, conocidos, amigos, reuniones de trabajo… y tengamos que acompañarlos, especialmente con la situación actual, no tendremos que quedarnos en la puerta, mejor es que nos dejen disfrutar y transmitir lo que sentimos desde dentro, es la mejor manera de que el foráneo llegue a captar parte de nuestra esencia cultural y religiosa en plenitud.

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