A ver, ¿qué quieren que les diga? A mí Canal Sur no me gusta. No me gusta porque “información” y “dinero público” en la misma frase me da mucho miedo. La información tiene que ser independiente. No les digo que inocua, porque eso no existe. Pero independiente.
Abro con esta aseveración, para que sepan ustedes ya viene una en modo gruñón de casa. No me gusta la imagen que proyecta Canal Sur de nosotros, de los que la pagamos. De nuestros pueblos, de la gente que los habita y, por encima de todo, me enerva la imagen que dan de nuestros mayores. Hace unos días se ha producido un hecho en el vitoreado programa de Juan Imedio en el que se supone que van personas mayores a buscar pareja, que ha dado la vuelta a las redes sociales. Una señora se quedó dormida en el programa, en directo, mientras otros invitados hablaban. Yo me solidarizo con ella. Servidora se ha quedado dormida en conciertos, cines, conferencias, aviones y cualquier cosa que se le pueda ocurrir. Así que me imagino que cuando llegue a su edad me pasará mucho más. Lo que ocurre es que lejos de desviar la cámara, disimular y que una de las azafatas le advirtiera cariñosamente, el presentador decidió montar un circo para subir la audiencia, sin importarle lo más mínimo el apuro de esta mujer.
La televisión está plagada de programas en que la materia prima es la falta de respeto y del sentido del ridículo. Ya lo sé. Pero es voluntario. Hay gente que va a contar sus proezas sexuales, sus peleas o sus amores. Pero van por motus propio, y cobrando. Esta señora no. Esta señora iba con la esperanza de encontrar a alguien con el que difuminar la soledad. El día antes se habría ido a la peluquería, y los nervios no la dejarían descansar. Lo que no podía imaginarse es que iba a ser objeto cruel de un programa que disfrazado de servicio público no deja de ser basura. Tan basura como la que detestamos en otras cadenas privadas. Sólo que encima esto lo pagamos a precio de oro. Oro, sí. Porque con las migajas que se derraman del festín de Canal Sur, pequeñas emisoras locales emiten programas que sí dan al ciudadano lo que quiere. ¿Verdad, Antonio Lebrero? Así, que señores del Consejo Audiovisual (con representación de todos los partidos) pónganse las pilas y hagan algo.
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