La Gatera

Orgullo caliente

No, no se me asuste querido lector. Que puede leer tranquilo lo que le voy a contar...

  • La foto al termómetro -

No, no se me asuste querido lector. Que puede leer tranquilo lo que le voy a contar. Le aseguro que no le voy a hablar de nada inapropiado, aunque por el título así lo parezca. Sepa usted que el orgullo caliente, es ese empavonamiento (real o republicano) que llevamos en la sangre los sevillanos, y que se activa en el mismo momento en el que vienen las alertas por el calor en nuestra ciudad. Algo hay en nuestro cerebro que en cuanto el termómetro dobla la esquina de los cuarenta grados, empezamos a “venirnos arriba” sacando pecho y redaños. Usted va con el coche y pasa por el Prado, y a la altura del Caballo del Cid, mira con verdadera ansiedad el termómetro para ver la temperatura. Y mientras cambia de la hora a la sentencia térmica, usted va rezando para que aparezcan como poco 48 grados. No me lo niegue… que no me lo creo.

Y si Dios es misericordioso con sus deseos, que no con su bienestar corporal y le concede los grados deseados, empieza el lío. Usted le hace fotos con el móvil, para después inundar las redes, los grupos de whatsapps, y hasta ponerlo de fondo de pantalla del móvil. Lo han visto mis ojos. Usted se siente como Neil Amstrong pisando la Luna, como un héroe. Como Charles Lindbergh cruzando el Atlántico, o Shackleton en la carrera antártica. Pero no, ¿qué estoy diciendo? usted es mucho mejor, porque éstos iban fresquitos, y usted a pesar de que ha retorcido hasta el infinito el botón del aire acondicionado de su coche, va metido en una lata hirviente donde el aire es irrespirable. Pero ¡ay! ésa es su heroicidad, la del sevillano que aguanta estoicamente las alertas de calor en una ciudad que pone cara de “aquí no pasa nada, ni el calor siquiera”.

Diga usted que sí. Saque su orgullo caliente, que yo también lo hago. Y presumo de ello allá donde voy. Y si es entre chicarrones y chicarronas del norte, pues mejor que mejor. A mí me van a venir con nevadas, ventiscas, carreteras cortadas y ruedas con cadenas… No hijo no, los héroes vivimos en el sur, con 48 grados, noches encadenadas de no dormir, y veranos de cuatro meses. Levantándonos de una cama empapada, y temblando por el leñazo que nos va a meter “el tío de la luz” con ese aparato de aire acondicionado que no sabe lo que es un descanso. Como usted.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN