La Gatera

Fachadas

El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarla para la primavera, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantado...

El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, que en Andalucía es costumbre pintarla para la primavera, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador: “El es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto”.

Esta deliciosa anécdota pertenece a la conferencia que el Nobel Juan Ramón Jiménez llamó “El trabajo gustoso” y que les recomiendo que introduzcan en su vida como un mandamiento más de conducta. Me lo agradecerán de por vida.

Les cuento esto porque un año más, tal como se retiran los fríos que tan mal llevamos los sevillanos, la ciudad se despierta y se viste de jovenzuela. Este fin de semana las calles del centro eran regueros de hormigas en busca de alimento. No podías dar un paso sin saludar a un grupo de conocidos. O la ciudad es muy pequeña o estamos todos en el mismo sitio.

Pero terminas preguntándote ¿Paseamos para ver, o paseamos para ser vistos? Esa es la cuestión. Pintar la casa por dentro o simplemente la fachada, que es lo que ven los vecinos.

Entre la bulla alegre del paseo ocioso, eché en falta bolsas de compras en sus manos, y me sobraban locales con escaparates vacíos y esa esquela inmobiliaria en forma de carteles para alquilar.

Servidora no es pesimista, no se trata de eso. Lo que ocurre es que esta resurrección primaveral no debe servir de coartada a nuestros políticos, ni a nosotros mismos, para aplacarnos el hambre con pan de sol y alegría. La ciudad se viste de fiesta, como cada año, pero no perdamos de vista nuestro objetivo. No vamos a salir de esta crisis a golpe de incienso y albero. Pero si optimizando una ciudad cuyo mayor potencial está en el turismo y en todas las profesiones que derivan del mismo.

Paseemos, disfrutemos de esta primavera que tan breve es, nos lo tenemos merecido. Pero reflexionemos sobre nuestra Sevilla, que es una ciudad que pinta su fachada al gusto del vecino. Eso no está mal si el interior de la casa está en perfecto orden de revista. Lo malo es que la mayoría de las veces no es así, y a través de los ventanales de esa impecable fachada, se pueden ver las terribles grietas que amenazan la ruina y el derribo total.

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