La Gatera

Matar a un gato

Leo con una mezcla de alegría y de tristeza que un ciudadano del pueblo de Dos Hermanas ha sido imputado por supuesto maltrato animal contra el gato de su pareja, después de una discusión...

Leo con una mezcla de alegría y de tristeza que un ciudadano del pueblo de Dos Hermanas ha sido imputado por supuesto maltrato animal contra el gato de su pareja, después de una discusión. Me ahorro explicarles la crueldad con la que mató este individuo al pobre animal por respeto a su sensibilidad. Aunque por otro lado puede que sea necesario que pongamos todos los macabros detalles para que algunas personas entiendan que el maltrato animal tiene distintos grados, pero siempre, repito, SIEMPRE, es maltrato. Desde una patada, hasta no alimentar convenientemente a una mascota, pasando por quienes la utilizan como un accesorio personal.

Y hay otro maltrato, el maltrato sutil de quien no ve importante que se persiga, se condene y se haga cumplir esa condena al indeseable que infringe daño a un animal.

Los amantes de los animales vivimos con resignación la burla de quienes se creen más coherentes que nosotros, y que nos meten en el saco de esos frikis que según el mito no anteponemos otras necesidades más humanas a las de nuestras mascotas. Eso no es así. Y aunque haya un pequeño grupo de talibanes (como en todos los colectivos) la inmensa mayoría somos personas como usted y como yo.

Pero si estos argumentos no le convencen, hay algo que cae por su propio peso. Si una persona (y permítanme que me chirríe llamar persona a ese individuo) es capaz de matar cruelmente a un animal por el simple hecho de “disgustar” a otra persona, ¿qué no sería capaz de hacerle a esa misma pareja, a sus hijos, a usted mismo que me está leyendo? Recuerde el caso Bretón, “le hago daño a tus hijos para hacerte daño a ti”. Daño indirecto. Le hago daño a tu gato para hacerte daño a ti.

El comienzo de algo terrible.
El respeto por la vida, por el dolor ajeno o simplemente por el bienestar de un ser es algo mucho más serio, pero muy fácil de violar. Y en España si hablamos de animales, es casi gratuito si no eres un lince, claro.

Por eso mi alegría al leer la noticia ha sido porque me llena de esperanzas de que por fin se empiece a cumplir la Ley de Protección Animal, pero por otro lado me lleva a una tristeza antigua, conocida, la de leer los comentarios jocosos de personas que piensan que les asiste el sentido común de no dar importancia a la muerte de un gato.

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