La Gatera

Mi querida España (dedicada a Ricardo Acosta)

"Y adiós mi España querida, dentro de mi alma te llevo metida, y aunque soy un emigrante jamás en la vida yo podré olvidarte...”

“Y adiós mi España querida, dentro de mi alma te llevo metida, y aunque soy un emigrante jamás en la vida yo podré olvidarte...” Así cantaba el gran Juan Valderrama homenajeando a todos esos españoles que hacían su escasa maleta y dejaban atrás una vida dura, para encontrar otra igual de dura, pero mejor pagada. Años después los veíamos llegar al pueblo, al barrio, a la antigua casa, de nuevo, con un buen coche, un “buen pasar” pero con la mirada llena de ausencias, de desarraigos.

Porque la canción no podía ser más certera, esos emigrantes se llevaban a España resguardada en el cajón del botiquín de primeros auxilios, donde acude uno cuando se te hiere el alma en la distancia.
Leo con tristeza que más de casi un millón de personas (927.890) emigraron de España entre enero de 2011 y septiembre de 2012. De ellos, 117.523 (12,6%) eran españoles. En los primeros nueve meses de este año se fueron de España 54.912 españoles, un 21,6% más que en el mismo período del año anterior según el Instituto Nacional de Estadística. Cifras, números áridos y fríos. Pero cada uno de ellos esconde una historia, un puñado de sueños rotos y de esperanzas nuevas. Ojalá la suerte se les cuele de polizón en ese viaje.

117.523 españoles han abandonado su país. Supongo que la mayoría motivados por esa búsqueda de un futuro posible, que de un futuro mejor ya ni hablamos. ¿Qué pasará por la mente de esas personas cuando estén cruzando la frontera? ¿Qué sentimiento hacia este país les habitará el corazón? ¿Amor, rencor, desconsuelo...? No puedo imaginarme lo que sería desbaratar mi vida, mis 47 años y meterlos en una maleta. Dejar familia, amigos, lugares, y comenzar de cero en otra tierra. Y eso que miles de veces lo he dicho, pero con la boca chica, en ese gesto que hacemos los que amamos mucho a esta castigada España, esa amenaza velada que lo único que esconde es amor, mucho amor por ella. Por eso me merece tanto respeto este gesto de valentía, o de desesperación.

¿Qué más da? La diferencia entre la valentía y la desesperación no comprará el billete de vuelta de estos 117.523 españoles.

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