La Gatera

El mundo es de la imaginación

La imaginación al poder, gritaban aquellos estudiantes del mayo del 68 francés que querían cambiar el mundo...

La imaginación al poder, gritaban aquellos estudiantes del mayo del 68 francés que querían cambiar el mundo. Mucho llovió desde entonces y ese deseo siempre ha estado vigente en mi caja de principios hasta el pasado sábado. Porque desde que salí del cine donde se proyectaba “El mundo es nuestro” a una lo que le pide el cuerpo es gritar: EL PODER A LA IMAGINACIÓN.

Ya conocía los cortos que habían protagonizado el Culebra y el Cabeza, que se escribe así y se pronuncia: Alberto López y Alfonso Sánchez. Me había reído y sonreído viendo cómo los compadres retrataban sin paños calientes a una sociedad llena de consignas y de estereotipos. Los pijos, los canis, los perroflautas… En cada frase, en cada guiño se escondía un tratado de sociología que ya quisiera el bueno de Auguste Comte. No se trataba de hacer reír, se trataba de hacer pensar. Luego leí algo sobre que querían hacer un largometraje. Y como buena española, pensé ¿y de dónde van a sacar dinero estas dos criaturas para hacer una película? ¿Ven ustedes? Ya se me había olvidado lo de la imaginación al poder y las otras gaitas que cree una que lleva por bandera.

Pues el dinero lo han sacado no de subvenciones ni de una herencia. Lo han sacado de la imaginación y el esfuerzo. ¿Les suena de algo el término Crowdfunding? Yo reconozco que es la primera vez que lo escuchaba. Pues bien, es algo donde gente que cree en un proyecto (pero gente como usted y como yo, no como Botín y las Koplowitz sisters) abren su monedero con el convencimiento de que su dinero va a destinarse a algo de calidad. Esta película se ha financiado así. ¿Saben el esfuerzo y el derroche de imaginación que se necesita para reunir los 600.000 euros que ha costado hacerla? Yo desde luego que sí. Lo he visto reflejado en cada fotograma de una gran película, y en la mirada de estos dos genios. Que no les engañen las risas. Nada de frivolidad. Hay muchísima calidad en este proyecto.

Vayan a verla, no dejen de hacerlo. Pero no porque es de obligación ciudadana apoyar a la gente joven y emprendedora de este país en medio de una terrible crisis, o porque les aseguro que no van a parar de reír e incluso de emocionarse, que también. Vayan porque al salir llevarán en sus conciencias la certeza de que el mundo en muchas ocasiones debería ser de gente así.

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