La escritura perpetua

Las confesiones

Es una película con un guión extraordinario y, sobre todo, con otra sublime interpretación de Toni Servillo, un colosal actor de primeros planos

'Las confesiones’ es una película con un guión extraordinario y, sobre todo, con otra sublime interpretación de Toni Servillo, un colosal actor de primeros planos, que no necesita palabras para expresar, lleno de registros para conmover incluso con un simple movimiento de los músculos de la cara, como demuestra en ‘Las confesiones’, o en sus anteriores trabajos, ‘Viva la libertá’, o en la impresionante ‘La gran belleza’.

Servillo vuelve a ponerse a las órdenes de Roberto Andò, un director que hace un cine político con la tremenda habilidad de que lo áspero se perciba en toda su amplitud, pero desde una suavidad que no hiere al espectador, que, sin embargo, sí recibe el mensaje en toda su plenitud. En ‘Viva la libertá’, Andò formuló una extraordinaria sátira de la crisis que padece la socialdemocracia italiana (y no solo). En esa película un político corrupto tiene que ser ingresado, desmemoriado, en un hospital. Su hermano gemelo, un filósofo con problemas mentales, tremendamente honesto, lo sustituye. Ese hombre habla desde su honradez y con la lucidez de los ligeramente perturbados. Le dice a un periodista: “Si hay políticos mediocres es porque el electorado es mediocre”.

‘Las Confesiones’ se desarrolla en un apartado hotel lujosísimo en el que va a haber una reunión del G-8, que tiene previsto aprobar una importante medida secreta que conlleva un fuerte impacto en la economía de los países, y, por lo que se desprende, no muy positiva. Para celebrar el cumpleaños del presidente del Fondo Monetario Internacional, Daniel Roché, invitan a una escritora superventas, a una estrella del rock, y a un enigmático monje cartujo italiano (Toni Servillo), también escritor y matemático, entregado al silencio. Aquella noche, Daniel Roché pide confesión al monje y, después, se suicida. Y a partir de ahí surge del pulso lleno de talento como cineasta de Roberto Andò un thriller que camina a paso lento, fotograma a fotograma, pero que mantiene en tensión al espectador con una intriga emocional que no adoctrina pero sí muestra el diferente camino por el que han pasado los personajes. ‘Las confesiones’, finalmente, se convierte en una fábula. El perro feroz que protege a los integrantes del G-8 se transforma en un dócil cachorro que camina tras el monje. ‘Las confesiones’ es una sensacional, conmovedora e imprescindible fábula sobre las personas con alma y las que cambiaron el alma por el dinero. n

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