La escritura perpetua

Los refugiados

'Refugio’, de Miguel del Arco, que se acaba de estrenar en el teatro María Guerrero de Madrid, es una estremecedora obra sobre sueños frustrados

'Refugio’, de Miguel del Arco, que se acaba de estrenar en el teatro María Guerrero de Madrid, es una estremecedora obra sobre sueños frustrados. Está el refugiado sirio, que en su huida hacia Europa perdió a su mujer y a su hijo; el político acusado de corrupción, finalmente hundido por la sensación de haberse traicionado a sí mismo; o la cantante de ópera que se ha quedado sin voz. ‘Refugio’ es una obra sobre la pérdida en todos sus matices. Y también se trata de una colosal reflexión sobre el lenguaje. El autor nos recuerda al poeta Yalal ud-Din Rumi, que escribió: “El hombre está escondido en su lengua”. El lenguaje: cómo se han manipulado las palabras para utilizarlas en beneficio propio.  “El lenguaje es importante”, dice a una periodista Suso Santiesteban, el político “presuntamente corrupto”, interpretado por un sensacional Israel Elejalde.

Hay en ‘Refugio’ un exceso de temas que se entrecruzan. Pudiera parecer una obra primeriza: esas en las que un joven autor lo quiere contar todo. Pero el teatro es síntesis. Y el veterano pulso como dramaturgo de Miguel del Arco controla que la obra no descarrile, pese a la cantidad inmensa de palabras, palabras con sentidos opuestos, que pronuncian sin parar los personajes, palabras que el espectador percibe que muchas sólo se dan en la mente de esos personajes, pero las escuchamos. En el prólogo del texto de ‘Refugio’ se explica que 65 millones de personas se encuentran actualmente buscando refugio en algún lugar. Esa circunstancia en sí misma justifica la obra. Sima murió, pero está permanentemente en los pensamientos de Farid, que vive en la casa de Suso y de su familia, incomunicado, negándose a aprender el idioma, y los demás lo ignoran, todos. 

En ‘Refugio’ unos temas se superponen a otros, y resulta del máximo interés la peripecia de Suso, cuyas palabras, y las que le dirigen los periodistas, parecen entresacadas de cualquier informativo reciente. Afirma la periodista: “Que el señor Suso Santisteban no supiera lo que estaban haciendo sus colaboradores pertenece al género de la ciencia ficción”. Y las reflexiones finales de Suso: “He sido absolutamente consciente de que el mundo que he contribuido a construir es mucho peor que el que me dejaron mis padres”. La angustia, la frustración. El teatro como la vida. La vida como el teatro.

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