La escritura perpetua

La, la, Land

Es un musical con un envoltorio sublime, una banda sonora impecable y con un gran pulso narrativo

'La ciudad de las estrellas’ es un musical con un envoltorio estético sublime, una banda sonora impecable y, a través de sus canciones, emocionante, y realizado con un magnífico pulso narrativo sobre las heridas que deja la vida, pero cuyo dolor no debe impedir nunca la clausura interior de la esperanza. Es una película soñadora y mágica en tiempos de cólera.

Se trata de una sensacional historia de amor y de sueños, de un relato luminoso de los regates que hace la vida de manera insospechada, de las desilusiones que, como ha dicho alguien, no son malas, porque antes que una desilusión hubo una ilusión, y con un final onírico y poético sobre lo que pudo haber sido y no fue, pero que en el trayecto se lograron otras cosas. Es una historia sobre el precio a pagar por los sueños. La vida, pues, late en ‘La ciudad de las estrellas’ (cuyo título original es ‘La,La, Land’), pero también el cine, el cine en su sabor más tradicional y pulcro, al estilo del Hollywood de siempre, de las películas de toda la vida.

Gene Kelly cantó y bailó bajo la lluvia con una alegría contagiosa de enamorado, y a Mia y Sebastian, los protagonistas de esta extraordinaria ‘La ciudad de las estrellas’, la música del amor les llega a contrapié, pero ya han cumplido aquellos sueños de juventud por los que lucharon, se sintieron a veces humillados, y se dejaron la piel a trizas.

Emma Stone interpreta a una sensual y hermosísima Mia, la chica pelirroja que batalla por convertirse en actriz. Y Sebastian es Ryan Gosling, al que el crítico cinematográfico Carlos Boyero ha definido como “el hombre que las enamora a todas pero que a mí me carga un poquito”.

De todos modos, Gosling está acertadísimo en su papel de joven músico algo desmayado, pero que empleará todas sus fuerzas para defender el jazz más puro. ‘La ciudad de las estrellas’ viene de ganar muchos Globos de Oro y ahora aspira a ser la triunfadora de la noche de los Oscar. Todos los galardones serán pocos para una película que a ritmo de baile o del mejor jazz cruza dulcemente el corazón. 

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