La escritura perpetua

Juego de matrimonio

Swingers’ es una comedia aceptable, un divertimento, con un texto débil al que salva el esfuerzo y el oficio de los intérpretes

'Swingers’ es una comedia aceptable, un divertimento, con un texto débil al que salva el esfuerzo y el oficio de los intérpretes. El estreno constituyó un importante acontecimiento social en el remozado teatro Reina Victoria de Madrid. La obra, ahora, está de gira por España.

‘Swingers’ es una comedia de situación, escrita por Tirso Calero, que plantea en clave de humor el intercambio de parejas entre dos matrimonios, uno dado a las aventuras, y el otro entregado a la rutina, en los que Paco y Emilio, los protagonistas, se conocen desde hace años porque trabajan juntos en una funeraria. El libreto está superado por el tiempo, por el ritmo de la sociedad. Parece una obra escrita hace años, incluso en los tiempos remotos del destape. En cierta medida remite a aquellas películas protagonizadas por Andrés Pajares y Fernando Esteso: incluso en algunos diálogos. Como este: “¿Pero tú habías visto alguna vez un conejo sin rabo?”. “Yo lo que he visto ha sido muchos rabos sin conejo”.
Nada peor para el teatro que verse superado por el tiempo, que la pólvora de la acción haya sobrepasado el límite de caducidad. Que no sorprenda. Pero los intérpretes de ‘Swingers’, Beatriz Rico, Juanjo Cucalón, Juanma Lara y Sara Gómez, salen al rescate. A partir de un texto poco ocurrente, ellos aportan un plus de vis cómica, de arte escénico. Además, Beatriz Rico y Sara Gómez revisten sus personajes de un nivel de sensualidad y gracia que las ubica permanentemente por encima de la situación. Verónica (Sara Gómez) aporta el tono sexy que necesita la obra, y le ayuda su tono de voz y el acento venezolano que imita. Desde hace tiempo interpreta uno de los personajes más carismáticos de la serie televisiva Gyn Toni. Paco (Juanjo Cucalón) caerá rendido, pese a sus iniciales reticencias al intercambio de parejas, cuando Verónica le susurra al oído lo que ella es capaz de hacer con un plátano. Ese es el tono de la obra, ya está dicho.

En definitiva, insistimos, un divertimento teatral. Nada más. La platea se llenó la noche del estreno de caras conocidas. Como Gabino Diego, Luján Arguelles, Leonardo Sbaraglia, Miriam Díaz Aroca o José Oneto. Aquella noche, el público ovacionó prolongadamente al final. n

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