La escritura perpetua

Pesadilla Casillas

Del Bosque, al subrayar la mala relación de Iker con el cuerpo técnico de La Roja por su suplencia, ha manchado todavía más la imagen de Casillas

Era insospechado que Vicente del Bosque se terminara pareciendo a Dorian Gray, pero sin la prosa sublime de Oscar Wilde. Las palabras de Del Bosque contra Casillas resultan incomprensibles en un hombre con perfil de pacificador, que apura sus últimos días como seleccionador nacional. Tal vez se trate de una huida hacia adelante, algo también inusual en Del Bosque, debido a las durísimas críticas que el seleccionador ha recibido por la deficiente travesía de España en la Eurocopa. Y al resultado casi unánime de las encuestas que reclaman que se vaya. Del Bosque, al subrayar la mala relación de Iker con el cuerpo técnico de La Roja por su suplencia en el campeonato, ha manchado todavía más la imagen de Casillas, uno de los mejores, o tal vez el mejor, deportista español de todos los tiempos.
Del Bosque, además, ha llenado de munición a los que criticaban a Casillas, un sector cada vez más amplio que tiene su núcleo en el viejo mourinhismo. Alfredo Pérez Rubalcaba, a los pocos días de dejar la secretaría general del Partido Socialista,  manifestó que “en España se entierra muy bien”. Pero a Iker lo están enterrando mal y, para colmo, en vida. Casillas fichó la pasada temporada por el Oporto, entre otras cosas, para disputar la Eurocopa con La Roja. La Selección ha constituido siempre una prioridad importantísima en la vida de un cancerbero extraordinario. Como ha dicho Carles Puyol, Del Bosque debió hablar con Iker antes del campeonato para explicarle que no iba a ser titular y que el portero pudiera elegir si acudía o no a Francia. Porque Casillas es un mito cuya imagen llevan años rompiendo a martillazos. Este es un país que no avanza a través del siglo XXI, sino que retrocede poco a poco, pero de manera implacable, hacia la Edad Media. Y si gritamos “Sálvame” es peor, porque puede aparecer Kiko Matamoros hablando del Real Madrid.
El reduccionismo español ha conducido a Casillas desde sus paradas estratosféricas a anunciante de un champú contra la caspa. Porque los mediocres solo admiten mediocridad a su lado. Cuando Del Bosque, después de formular esas polémicas declaraciones radiofónicas, llegó a su casa, se miró en el espejo y vio, aterrado, la imagen de José Mourinho riéndose a carcajadas.

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