La escritura perpetua

Resaca del Clásico

Enfrente, el Barcelona profundizó en las señales de agotamiento que desprende desde hace tiempo, y que en el campeonato de Liga había maquillado con un calendario relativamente fácil

E l Real Madrid es actualmente un equipo colosal, temible para sus rivales, que domina todos los registros del fútbol, y que ha sabido reinventar durante dos temporadas seguidas el centro del campo gracias al talento de Carlo Ancelotti, un entrenador sencillo, pacificador, nada estridente. Ancelotti vive cerca de la Puerta de Alcalá, esa a la que cantaba Ana Belén, en el corazón del Madrid/madriles, donde habrá comprendido mejor la filosofía de la ciudad y del club. Los futbolistas prefieren como lugar de residencia lejanas urbanizaciones de lujo.
      El Madrid superó el sábado (3-1) la reválida del Barça en el Bernabéu, después de ocho partidos en los que había ganado y goleado con una superioridad absoluta. Actualmente es un equipo con una capacidad y una lucidez futbolística difícil de igualar. Ver jugar a este Real Madrid significa palpar el fútbol. Tiene toque, juego, capacidad para controlar los partidos, el tradicional contraataque de cuchillo, y ha unido en una misma dinámica a futbolistas con características de jugones con otros de indiscutible estilo matador. El Madrid practica el fútbol/fútbol, el fútbol total. En medio de esta gran orquesta afinadísima incluso ha retornado Iker Casillas, autor de una parada colosal a Messi con el marcador todavía en 0-1. El desafío ahora consiste en que aparezca quien puede parar a este Real Madrid estratosférico, equipo que, por las señales que emite, pudiera estar llamado a protagonizar gestas memorables.
     Enfrente, el Barcelona profundizó en las señales de agotamiento que desprende desde hace tiempo, y que en el campeonato de Liga había maquillado con un calendario relativamente fácil. Decepcionó en el Barcelona la falta de control, la cualidad que definió su juego en los últimos años. Y la decadencia de alguno de sus jugadores. Sorprende el caso de Piqué, que hizo un penalti inexplicable que supuso el empate y el arranque del Madrid para encauzar el partido. Piqué transmite la impresión de que se ha abandonado como futbolista. El Barça sólo se mantuvo en pie durante los primeros 30 minutos de partido. El Madrid lo devoró en el segundo tiempo. El Barcelona nunca encontró la brújula. Como dijo Séneca: “Ningún viento es favorable para quien no sabe dónde va”

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