La escritura perpetua

Nymphomaniac

El estreno de ‘Nymphomaniac’ ha estado cubierto de un extraño misterio. El estreno mundial, por orden del director, ha sido en Noruega y España, el día de Navidad

Lars von Trier es un provocador cinematográfico. Hay quien lo considera un genio. Otros, dudan de su talento. A ‘Melancolía’, su anterior estreno -2011-, la definieron como una alegoría nihilista. Una película sensacional, llena de poesía y angustia, sobre un planeta denominado Melancolía que termina por colisionar con la Tierra. Es de esas escasas películas que contienen imágenes que se quedan grabadas en la memoria del espectador durante mucho tiempo. Tal vez para siempre. Cuando se exhibió en el Festival de Cannes, Lars von Trier, en una conferencia de prensa, bromeó con una supuesta simpatía hacia Hitler. Lo expulsaron del certamen y lo declararon persona non grata.
     El estreno de ‘Nymphomaniac’ ha estado cubierto de un extraño misterio. El estreno mundial, por orden del director, ha sido en Noruega y España, el día de Navidad. No consintió pases previos para la prensa. En la fecha típica de cintas como ‘La Sirenita’, el 25 de diciembre, Lars von Trier puso en circulación su película con la historia de una joven ninfómana atormentada que necesita acostarse con un mínimo de diez hombres al día para cubrir su deseo y su desafío a la vida. Una película de cuatro horas y media de duración, que se estrena en dos partes: la primera, en Navidad, y la segunda, a final de enero. E incluso se anuncia otra versión, de cinco horas y media, especialmente elaborada por el director, que se pondrá en el Festival de Berlín y posteriormente en algunas salas comerciales.
     ‘Nymphomaniac’ no es una película sobre sexo -pese al título y las frecuentes escenas de sexo explícito-, ni sobre amor y desamor, sino sobre el psicoanálisis. Pero sobre su intento de alcanzar el arte, o de superar al propio arte, se trata de una cinta llena de convencionalismos bien adornados: la chica con una madre indiferente y un padre ensimismado que decide lanzarse a la búsqueda de sexo como un desafío al mundo. Freud hubiera descrito esta historia en unos párrafos. Lars von Trier emplea varias horas de conversación entre la muchacha y un viejo supuestamente sabio, que la recoge en la calle, herida tras un accidente, y que le cuenta la relación que la ninfomanía tiene con la pesca de los peces e incluso con la música de Bach. Todo excesivo, demasiado barroco, pero de un barroquismo áspero, sórdido y hueco. “El amor distorsiona”, dice la protagonista. En la segunda entrega de ‘Nymphomaniac’, el viejo seguirá hablando de  pesca y ella de hombres, y Lars von Trier habrá culminado su sesión de psicoanálisis a costa del espectador.

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