La escritura perpetua

Los chistes de Berlusconi

Un día introdujo entre la música y el champán a una chica de 17 años y la gran burbuja festiva de este Gran Gatsby hueco se pinchó.

En la mayoría de las fotos, Silvio Berlusconi parece ya un muñeco de cera. Pero continúa vivo. Muy vivo. Pese a los siete años de cárcel e inhabilitación perpetua a los que ha sido condenado  por el 'caso Ruby' -incitar a una menor a prostituirse-.
     Silvio Berlusconi emergió en la política en 1992, cuando en Italia se puso en marcha la 'Operación Manos Limpias' contra la corrupción. Pero pronto se vio que Berlusconi suponía una esperanza oscura.
     Berlusconi era conocido por su condición de empresario de los medios de comunicación y por ser propietario del AC Milan. Cuentan que en los minutos previos a la disputa de una final de Champions, en la época de Ancelotti como entrenador milanista, Berlusconi bajó al vestuario para contar unos chistes a sus futbolistas. En el vestuario rival había un silencio absoluto y el  del Milan se transformó en una fiesta de carcajadas. No se sabe si en aquel momento Berlusconi mencionó su chiste favorito, que alude a aquella encuesta en la que preguntan a las mujeres italianas si accederían a acostarse con él. El 70% declara que sí. El 30% responde: ¿otra vez?.
     Berlusconi desplegó como presidente una política de demagogia, despilfarro y orgías. Él iba y venía por las pantallas de los telediarios con el pelo muy teñido de color negro mientras en el país se disparaba la prima de riesgo. Berlusconi ostentó el poder/poder, que es una cosa muy propia de los políticos que bombean un exceso de sangre latina. Por eso montó aquellas fiestas de oro y barro, que olían a euros, decretos falsos, machos en celo y néctar vaginal. Un día introdujo entre la música y el champán a una chica de 17 años y la gran burbuja festiva de este Gran Gatsby hueco se pinchó.
     Pero Berlusconi no dimite. Él, sigue. Italia es el neorrealismo cinematográfico con un tipo dando gritos desde un balcón con una camiseta blanca de tirantes. Nada de la elegancia sudorosa en camiseta de Paul Newman en 'La gata sobre el tejado de zinc caliente'. Berlusconi reivindica las gatas para él. Y Dario Fo, la conciencia social y estética de Italia, ha muerto. España e Italia se parecen. Porque en el viejo Bachiller, cuando el ministro Wert no jugaba todavía con las becas, se traducía las Guerra de las Galias del gran Caesar Caesaris en las clases de Latín.
     Visto el modelo italiano, hay pocas esperanzas de regeneración política. Tócala otra vez, Baltasar Garzón.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN