El Athletic de Bilbao vive en la encrucijada. La entidad emite dolorosas señales desde hace años de padecer una grave crisis de identidad, de la que sólo la rescató temporalmente un entrenador modesto pero impar, el andaluz Joaquín Caparrós, que condujo al equipo a la final de Copa de 2009, el trofeo más apreciado por la mayoría de seguidores rojiblancos. La etapa de Marcelo Bielsa como técnico arrancó el pasado año con una brillantez insospechada pero ha desembocado en la bronca y en el teatro del absurdo. El Athletic ocupa actualmente puesto de descenso en la Liga y transmite una preocupante impresión de enfrentamiento interno. Duele pensar que el equipo pudiese bajar a Segunda, porque con su política de fichajes, solo jugadores vascos, podría resultarle tremendamente complicado recuperar de nuevo la categoría.
La filosofía del Athletic de disponer únicamente de futbolistas de la tierra puede convertirlo en el club más tradicional del mundo y en el más revolucionario. Se trata de una política con un extraordinario toque de romanticismo, pero que colisiona con los nuevos tiempos. Además, el Athletic se ha atascado cuando parecía salir del túnel, por fin, con un equipo brillante. Javi Martínez huyó casi por pies este verano al Bayern de Munich, y Fernando Llorente quiere marcharse. Eran los dos jugadores en torno a los que el Athletic intentó construir un proyecto de equipo fuerte de cara al futuro. Ahora queda Marcelo Bielsa, que en lugar de un entrenador parece un director de opereta. Su pelea casi a puñetazos de este verano con un capataz pareció ideada por el actor Fernando Esteso. El Athletic visita el jueves al Sparta de Praga en pleno estado de ebullición. Bielsa ha convocado a Llorente tras expulsarlo del entrenamiento del lunes.
El Athletic se ha quedado en tierra de nadie. Incluso hubo una época en la que reivindicó el título de equipo más antiguo de España. Pero el Recreativo es el decano. Y existe la sensación de que el sentimiento de los seguidores del Athletic está en otro lado, en el recuerdo de Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, los tiempos dorados de un gran club.
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