Nos estamos olvidando de Larra. Tal vez la obra de Larra vivió su mejor época durante la Transición Española, porque los artículos de nuestro autor conectan directamente con una aspiración de libertad: como la que se respiraba entonces.


En 1.977 se estrenó en el teatro Bellas Artes de Madrid ‘La detonación’, una función de Buero Vallejo sobre Larra. Aquella obra -recientemente reeditada por Cátedra- era una reflexión de Buero, metido en el pensamiento de Larra, sobre España. Aparecían personajes como Espronceda o Mesonero Romanos, y la protagonizó Juan Diego, que entonces tenía un parecido físico descomunal con Larra. Larra era persona y personaje. Afrancesado y estilista. Precursor de la modernidad y del periodismo comprometido. Larra escribía largos artículos con los que ganó mucho dinero. Vivió, pues, la gloria y el confort. Sintió el talento dentro de sí. El reconocimiento público. Pero no le bastó. En el debate sobre su suicidio, a lo largo de los años, muchos estudiosos de Larra sostienen que se pegó el tiro -la detonación- por el dolor que le provocaba España. No creo. ’Fígaro’ se mató por amor. Durante todo un día aguardó angustiosamente la llegada de Dolores Armijo -su amante-, con la que creía que iba a reemprender su relación sentimental. Pero Dolores Armijo llega, le devuelve sus cartas, le dice que no quiere volver a saber nada de él nunca más y se marcha. Larra se suicida inmediatamente. Larra se descerraja un tiro en la sien por una mujer, por amor -era un romántico en la obra, pero sobre todo en la vida-, por miedo a vivir sin la cercanía, sin los roces y caricias de esa mujer. España estaba para escribir artículos e ir al periódico a cobrar cada fin de mes. Porque Larra, como todo buen periodista, es un cínico, es decir, desde la epidermis se burla de cara al exterior de lo que realmente le quema las entrañas. Le importaba el perfume a morenaza a inteligencia que desprendía Dolores Armijo y que él aspiraba con el alma. España, ese invento llamado España, que decía Francisco Umbral, quedaba en segundo término respecto a lo realmente importante. Larra se mata por amor, ya está dicho, no porque estuviera harto de que le dijeran ’vuelva usted mañana’, que también.

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