Dentro de unas semanas muchos vecinos de esta ciudad y de esta provincia recibirán una notificación de la Dirección General de Tráfico anunciándoles una sanción por exceso de velocidad. Habrán sido víctimas de una nueva campaña de cinismo recaudatorio puesta en marcha por la Administración de este país de carriles y socavones. Concienciar a los conductores vuelve a ser su lema. No seré yo quien defienda a los temerarios e irresponsables kamikazes que sueñan con alcanzar la velocidad de la luz sin despegar las ruedas del asfalto, pero, sinceramente, no creo que estén los tiempos para estrujar más a los contribuyentes con este tipo de campañas que no buscan más que recaudar.
La indenfensión de los ciudadanos es cada vez mayor ante estos atropellos. El estado de las calles de la ciudad, de las vías interurbanas de las carreteras de esta provincia y de las autovías que nos separan más que unen con otras capitales es de auténtica vergüenza. Con todas las obras de infraestructuras viarias paralizadas desde hace más de dos años chirría que vengan ahora a los ciudadanos a decirles que durante cinco días dos radares “cazarán” a desaprensivos y despistados que sobrepasen los 50 kilómetros por hora en la carretera del colesterol y en la variante del centro comercial La Loma. Sólo cinco días. De lunes a viernes. Y al lunes siguiente, todos podremos continuar circulando por los patatales viarios a los que llaman carrereteras y calles, eso sí, con 100 o 200 euros menos en los bolsillos.
Si de verdad están preocupados porque no se produzcan accidentes mortales, atropellos o salidas de vías que inviertan el dinero que nos roban todos los días en dignificar nuestras carreteras, por las que circulan los que van a doscientos, que desgraciadamente sí es cierto que hay demasiados, pero por las que también van los que conducen con precaución y sufren a diaro la pésima señalización, el mal estado del asfalto, los históricos trazados irregulares, los quitamiedos que siguen amputando piernas de motoristas y segando vidas y la escasa o nula iluminación de la mayoría de las vías interurbanas. Sí esas en las que se producen la mayoría de accidentes mortales que cada año nos muestra Tráfico y en cuyas estadísticas nunca he visto un porcentaje de accidentes provocados por el mal estado de las carreteras. Sigan ustedes con su cinismo recaudador, con su ceguera administrativa, pero no olviden, que tras algunas de las muertes que se producen en este país, la única causa es la indolencia de las administraciones y de quienes las dirigen con total impunidad.
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