La Bisagra

El trimestre del calvario municipal

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Hoy comienza un trimestre clave para el equipo de Gobierno del PP en el Ayuntamiento de Jaén. No tanto para la ciudad, que debería saber ya que este mandato será el del quiero y no puedo, el de una ‘micropolítica’  que ha provocado el ‘macrodescuido’ más latente de los últimos 30 años en la historia de esta ciudad. Con dos administraciones, Junta y Gobierno central, intentando sacudirse torpemente (como el niño que descubren los padres prendiendo con el mechero el mercurio del termómetro de casa) los flagrantes y vergonzosos casos de corrupción política y un Ayuntamiento incapaz de salir de los charcos en el que el sólo se mete, comienza el ascenso al Calvario, después de haber subido el Tourmalet.


Llegan los tres meses de los cambios anunciados por el PP. Con cada vez más colectivos haciendo cola en la plaza de Santa María para protestar ante el Ayuntamiento, el alcalde, que dice perder el sueño porque no funcionan los semáforos de la rotonda de Blas Infante, debería tener pesadillas con lo que se avecina. Camino de los dos años de mandato, los populares tienen pendiente sacar el pliego de condiciones para la concesión del servicio de basura, qu e llevan anunciando desde antes del verano pasado, el de alumbrado, semáforos, fuentes y mercados, con la posible impugnación de los extrabajadores de Imesapi, el del teatro Infanta Leonor, que curiosamente parece ser que es el que más le urge al jefe de la Hacienda, Miguel Contreras (hay quien llama a su puerta con insistencia). También está pendiente el Banco de España, que lleva cediéndose desde diciembre. Y es que a los gobiernos les cuesta meter en vereda a todos los bancos, aunque estén cerrados y sean de Moneo. Esperemos que llegue antes de la remodelación del Gobierno de don Mariano y de la salida, de ser así, de don Cristóbal.


Pero el verdadero reto será cuadrar todos los números rojos para conseguir pagar cada mes la nómina de los trabajadores del Ayuntamiento, con la Policía Local y los Bomberos hartos de promesas, financiando con su trabajo, al igual que la mayoría de los funcionarios, los desmanes de los políticos de antes y de ahora y con la primera factura del préstamo del pago a proveedores recién aterrizada. Nada más y nada menos que tres millones de euros, correspondientes a enero, febrero y marzo.  ¿Qué hará este mes el equipo de Gobierno, pagar los más de tres millones de euros de las nóminas de sus trabajadores o los otros tres del pago a proveedores? Difícil situación, sin duda, máxime cuanto el descrédito personal por las promesas incumplidas comienza a hacer mella en el gobierno de la ciudad y los funcionarios empiezan a girarse con cara de pocos amigos cuando se cruzan con los concejales.

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