Curioso Empedernido

Estrellas y agujeros

Los triunfos y las alegrías pueden convertirse en rendiciones y retiradas. las peleas y alejamientos en reconciliaciones y acercamientos

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Miramos al cielo en una noche despejada y vemos estrellas y constelaciones y si dirigimos nuestros ojos al suelo todo está lleno de agujeros que van haciéndose más grandes si no se arreglan. Podemos construir un bello sueño o una tragedia sin límites entre informaciones, sugerencias y comentarios.

Con nuestras  letras  de poeta fabricamos princesas y fabulamos sobre príncipes, contamos  misterios y  desvelamos secretos, y  descubrimos  que nadie nos puede prohibir ser felices. Somos resistentes a la desesperación e ilusionantes con la esperanza.

Entre estrellas y agujeros nos atribuimos los éxitos y nos desvinculamos de los fracasos, presumimos de las promesas y huimos de los incumplimientos, elevamos el lenguaje con cuestiones de Estado pero nos peleamos como navajeros de calle en el patio de los agravios.

Los triunfos y las alegrías pueden convertirse en rendiciones y retiradas. las peleas y alejamientos en reconciliaciones y acercamientos, mantener abiertas las opciones propios mientras que se cierran las de los demás con nuestra sagacidad , tacto y astucia.

Todos estamos destinados a encontrarnos de nuevo bien sea con nosotros mismos o con los demás y aceptar los plácemes y agasajos de los demás siguiendo el refrán popular de “a caballo regalado no le mires el diente”. De todas formas la búsqueda de las estrellas y la evitación de los agujeros nos enseña a ser humildes y persistentes y a admitir que a mas años más desengaños.

Nos acostumbramos a no precipitarnos y antes de hacer nada, tomarnos nuestro tiempo y consultamos  con la almohada y aprendemos a que no se puede ir repartiendo consejos si uno no se los aplica y que por mucho que nos empeñemos no se puede sacar de donde no hay.

Hay quienes en su imprudencia y desconocimiento quieren ir de sobrados por la vida y saber más que nadie, ignorando que más discurre un hambriento que cien letrados. Aunque  no haya tonto que no se tenga por listo, tal y como decía Ángel Ganivet “el sabio habla porque debe decir algo; el necio porque le gusta decir algo”

No debemos dejarnos contaminar por los impulsos y entre argucias y coartadas cuando todas las posibilidades están a nuestro alcance, debemos despejar todas nuestras dudas y adoptar las medidas adecuadas., ser capaces de abrir nuevas perspectivas entre la iniciativa, el ingenio y la resistencia sabiendo superar aburridas rutinas destinadas a mantener la monotonía.

Muchas veces deberíamos seguir lo que dice el proverbio árabe que “nuestra lengua es como un león:Si la guardamos con nosotros, nos defenderá, pero si la dejamos escapar terminará por devorarnos”  No debemos olvidar que perdonamos con más facilidad un agujero en el carácter de cualquier hombre que en el vestido.

Resultamos entre trágicos y cómicos cuando llenamos nuestro verbo de fanfarronadas donde podría haber ingenio, de provocaciones en lugar de utilizar palabras que logren el acuerdo, en oportunismos en vez de emplear la inteligencia para seguir avanzando para seguir avanzando.

En ocasiones nuestra vida es un puro ejercicio de antítesis que nos hace corto en el amor y largo en el olvido, y empleamos en una especie de verbo  hueco y vacío  ideas sin palabras y palabras sin sentido y nos convertimos como dice el refrán en “aprendices de todo y maestros de nada”
        

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