Curioso Empedernido

El grito sin fin

Entre grandezas y miserias, en ocasiones, nos quedamos sin salidas y debemos evitar la confusión

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Cuando la realidad no nos gusta, nos movilizamos, protestamos e incluso gritamos sin fin, en un ejercicio de hacernos oír y cambiar las conciencias de los demás. Debemos tener sumo cuidado con los comentarios que se hacen de otras personas, porque en demasiados ocasiones además  de ser injustos, miserables e inapropiados, a veces  podemos provocar mucho daño.

Entre grandezas y miserias, en ocasiones, nos quedamos sin salidas y debemos evitar la confusión. Nos considerarnos los  dueños del mundo, en el que los demás solo viven en función de nosotros, de lo que nos gusta y lo que se nos ocurre en cada instante.

Nos enfada muchísimo comprobar como hay responsables públicos que gobiernan de espaldas al pueblo, que no cumplen con sus obligaciones de dedicarle a su cometido todo el tiempo del mundo, van a sus intereses personales y no dan la cara ,  no asumen responsabilidades y no comparecen ante la ciudadanía cuando tienen que hacerlo.

Son parlanchines a la carta, de tal manera que en cada tiempo y lugar dicen lo que les conviene,en el que la incoherencia es tan escandalosa que resulta indignante y ofensiva. Asomarnos a la actualidad es una prueba palpable de lo que les digo.

Basta dar una mirada rápida a nuestra prensa en papel o digital, asomarnos a la ventana de la Televisión o escuchar la radio para darnos cuenta que tenemos motivos para gritar sin fin, que nuestros gobernantes  podrían hacerlo mejor, o quizás sería mejor decir no deberían olvidarse que se deben a la ciudadanía.

Demasiados ejemplos de redes clientelares, métodos caciquiles, casos de parasitismo político, comportamientos putrefactos, silencios cómplices, tráficos de influencias,fraudes, extorsionistas y todo tipo  de prácticas corruptas.

Pero si esto forma parte de los grandes escándalos   , de las tramas y los casos de corrupción, a diario la vida nos trae ejemplos de personajes insustanciales pero que son un síntoma de la perversidad y envilecimiento de una sociedad que debería ser más activa, para  gritar y denunciar ante manifestaciones que no pueden ni admitirse ni permitirse en un sistema democrático.

Es cierto como dice el refranero que “para muestra, un botón”, por eso de lo ocurrido en estos días hemos seleccionado uno, que podrán ser muchos más, desgraciadamente  y he de confesar que  a pesar de mis años, reconozco que este tipo de actitudes  me sonrojan porque son la evidencia de una concepción ética de la política que deja mucho que desear.
Podría haber ocurrido en cualquier otro lugar de nuestra España y haberse tratado de una cuestión de otra índole,   pero la realidad es dura y contundente, como el edil de Palafolls, Oscar Bermán, que se dedicó a insultar y lanzar una retahíla de improperios contra la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

Entre otras lindezas le dijo “descerebrada llena de odio y de fobias salvajes” “vaga incorregible” y que “estaría limpiando suelos en una sociedad sana”. La contestación de la máxima responsable del Ayuntamiento  de la Ciudad Condal     que “En una sociedad sana ser alcaldesa y fregar suelos es compatible. Ser machista y concejal no debería serlo”

No soy de los que respira políticamente con las ideas de la señora Colau, pero vaya en esta ocasión mi apoyo y solidaridad, porque  una cosa es confundir el insulto y la crítica política, y otra que  aquel  derive en un ejemplo de machismo despreciable y rechazable.
                

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