En ocasiones cuando hablamos o predicamos sobre lo que los demás debieran hacer en la actividad política, casi siempre nos aplicamos a nosotros los embudos anchos, nos hacemos trampas, envolvemos la realidad en el engaño y manipulamos nuestros sueños y errores con todo tipo de enredos.
Además lo hacemos con toda la desvergüenza, sin tener en cuenta que tras los desastres que muchas veces dejan los que se creen más listos , los que le suceden han de dedicar gran parte del tiempo de su gestión a tapar agujeros y solucionar los problemas económicos más perentorios.
Hay aspiraciones que cuando las vemos realizadas, nos damos cuenta que no era lo que nos imaginábamos, reglas que pensamos que no estamos obligados a cumplir como si fuéramos seres divinos o de otro planeta. Y en una lucha sin cuartel con la realidad intentamos transformar las desventuras en esperanzas y las frustraciones en ilusiones.
Como la vida misma, de todo podemos hacer una situación compleja y de difícil solución o fácil y gratificante. Ponemos el acento en lo que más nos interesa en cada momento deformando lo que vemos y transformando lo que pensamos.
Convertimos una llamada de socorro y auxilio en una actitud de prepotencia y llamada de atención. Lo que ayer era de una manera, hoy la interpretamos de forma totalmente contraria. Hay palabras que según quien las diga y en qué momento tienen un poder diabólico o terapéutico.
Seguro que muchos de ustedes , en sus muchos o pocos años, no han estado jamás en un pueblo de la provincia de Toledo, con algo más de 1800 habitantes, llamado Guadamur y que en árabe significa “el rio de las olas” aunque hay quienes sostienen que es “el rio del muro” , como referencia a alguna construcción romana o visigótica. Curiosamente en este pueblo de la España rural, como en otros muchos, continua el bipartidismo con nueve concejales, cinco del PP y cuatro del PSOE y no ha habido ningún cataclismo.
Pues ahora, cuando cada vez tenemos más cerca la repetición de Elecciones y muchos de sus partidarios y adversarios cruzan los dedos, pensando si el líder del PP, don Mariano Rajoy, se diera cuenta que ya no caben más embudos y agujeros y se dejara caer con el cuándo se irá, en lugar de que continuara siendo candidato a toda costa.
Lo que traducido al Román Paladino, quiere decir que perdamos las esperanzas de que él vaya a facilitar un cambio, el sigue y si alguien tiene la intención de jubilarle lo tiene crudo. No sabemos muy bien si es un doctor del cinismo o va por el mundo viendo lo que le interesa ver.
Las tinieblas nos ocultan la conveniencia de todos a tensar la cuerda demasiado, y algunos se mueven entre el miedo a perder votos y el travestismo político. A pesar de que intentan lucirse y estar en el centro de todas las miradas.
Necesitamos ver todas las posibilidades de los embudos y el número de agujeros que somos capaces de abrir., cambiar el escenario y hacer cosas distintas para romper la sensación de rutina y monotoníay entender el papel que tiene que desempeñar cada cual.
Si vemos y oímos lo que nos interesa, y ponemos más atención en aquello que sin ser una antigüedad, se nos han convertido en un clásico y tiene un cierto sabor “vintage”. No debemos, entre el oportunismo y el desparpajo, ejemplos y parábolas, fabular sobre lo que no es o especular sobre lo que no existe. A todos nos apetece dejar atrás momentos difíciles y no olvidar que ser amable es gratis, y debemos procurar tal ejercicio porque la vida nos suele recompensar.
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