Curioso Empedernido

El hombre que no acude a los debates

La alergia del señor Rajoy a dar cuentas, comparecer en rueda de prensa, y aparecer a pecho descubierto ante los periodistas no ha sido una de sus actitudes predilectas.

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Al igual que en la película del año 1998 'El hombre que susurraba a los caballos' que protagonizaba  Robert Redford y que poseía un don especial para hablar y curar a los equinos, nuestro Presidente en funciones tiene algunas cualidades que le hacen único y excepcional y contamos con  la otra cara de la moneda la representa  el líder de PODEMOS, Pablo Manuel Iglesias que mantiene también una especial relación con  los medios de comunicación.

Con don Mariano sorprende su capacidad de no inmutarse, ocurra lo que ocurra y le digan lo que le digan, él se introduce en una especie de capsula de aislamiento y se dice, hablen ustedes sin parar que yo haré lo que me dé la gana. En ningún país del mundo desarrollado el gobierno por muy en funciones que esté y con la que está cayendo se escondería y no comparecería ante el Congreso.

Han puesto en marcha una tesis encabezada por don Mariano Rajoy, que esté ejecutivo no debe dar ningún tipo de explicaciones a los componentes del Hemiciclo que son los padres de la patria y de la voluntad popular, porque no son los que han elegido y respaldado a este ejecutivo. O  la pescadilla que se muerde la cola.

La alergia del señor Rajoy a dar cuentas, comparecer en rueda de prensa, y aparecer a pecho descubierto ante los periodistas no ha sido una de sus actitudes predilectas. Y así hemos asistido a todo tipo de despistes, desde salir por la parte de atrás en el Senado hasta sus apariciones en plasma pasando por  sus prolongados silencios sobre temas importantes y de actualidad.

Incluso durante la campaña electoral en la que tuvo ocasión de explicar lo que quería hacer y que  durante los últimos cuatro años incumplió, no quiso asistir a ningún debate que no fuera el famoso cara a cara con el candidato socialista Pedro Sánchez y que terminó como el rosario de la aurora porque este último le llamó indecente.

Total que si tuviéramos que calificar con solo dos palabras las relaciones con los periodistas del Presidente en funciones, sería la de ausencia y huida, evitando su presencia cuando más necesario era que diera la cara y huyendo cuando debía dar explicaciones.

La otra cara del transformismo político la constituye don Pablo Manuel Iglesias, que ha acudido a los debates y ruedas de prensa, y si me apuran ha pasado por un proceso de metamorfosis a  lo largo de los últimos años desde que se constituye PODEMOS hasta nuestros días.

Los medios de comunicación le dieron a conocer y no le importaba sobreexponerse, de tal manera que lo veíamos en todo tipo de entrevistas, tertulias y foros de opinión. El caso era salir como fuera, sobre todo en la tele, diciendo lo mismo y días después lo contrario.

Más tarde cuando comenzó a tocar poder, se nos mostró más selectivo y ya alternaba su presencia con la del resto de la cúpula podemita, para no quemar su imagen y ahora ha llegado a un estadio en el que se burla de la prensa que no dice lo que a él le gusta, hace referencia a los abrigos de las periodistas, fantasea con titulares, pone en la picota a los disidentes del pensamiento único y provoca plantes profesionales. Todo un ejemplo de narcisismo sin remedio.

Ambos aunque sean muy distintos, como todos los extremos tienen determinados puntos de coincidencia, se tocan. Les gustaría que los medios solo existieran para halagarles y son doctores del engaño y la mentira que dicen que desean pactos y coaliciones, pero no han hecho nada que evite que el próximo 26 de Junio volvamos de nuevo a las urnas.
                 

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