Cualquier cosa nos puede ocurrir y el resultado de nuestras actuaciones puede ser lo más probable y lo más inesperado. Como dice el refrán “quién cuece y amasa de todo le pasa”. Nos pasamos la vida entre alejamientos y acercamientos, entre puentes de uniones y ríos de separaciones.
Tomar decisiones es establecer prioridades, y eso siempre encierra un riesgo, pero de la misma manera que hemos de estar preparados con naturalidad para ser los padres de la victoria, hemos de aprender a dar la cara y no escondernos ante la derrota.
No hay edad ideal para hacer nuevas amistades sino confianza que debemos ganarnos con habilidad y coherencia, cumpliendo con nuestra palabra y mostrando respeto hacia quienes piensan de forma distinta a nosotros.
Los tiempos nuevos exigen por parte de todos aprender nuevas actitudes , y saber mostrarnos divertidos y relajados , tras duras y largas y travesías, con lunas llenas que nos invitan a recalar en los lugares en los que contemplar objetos entrañables, visitar los rincones del mundo más inexplorados y desconocidos de la mano de la compañera imaginación.
En ocasiones nos hacemos un lío, entre las bellezas del despilfarro y el atractivo de los iconos y esperanzados en el futuro intentamos encontrar el reto del tiempo o el lugar del espacio en el que deberíamos estar y ocupar con la esperanza puesta en el futuro.
Todo es posible, y en la fauna humana nos encontramos aquellos que se pasarían la vida cambiándolo todo entre la desesperación de la oscuridad y la esperanza de la luz o los que dejarían todo tal cual en una situación de inmovilidad total y absoluta.
A la hora de definir y delimitar estrategias, de hacer cuentas hacia atrás y hacia adelante, los datos envejecen al instante y entre gestos preocupantes, disgustos y desilusiones. Heridas y cicatrices, hay unas palabras que llegan en el momento justo, en el instante preciso en el que estamos preparados para escucharlas.
Era el momento de los impresentables, de aquellas situaciones tóxicas difíciles de soportar, de los malos tiempos y los buenos deseos, de las firmezas y claridades, de las banderas que son fronteras y de los credos que son armas letales.
Nos movemos en muchas ocasiones entre concentrar energías o buscar soluciones alternativas, pisar el acelerador o disminuir la velocidad, en el eterno debate entre sobre lo imposible y la inhibición para realizar lo factible, con todas las tentaciones y distracciones que nos desvían de nuestros objetivos.
Entre responsabilidades y frivolidades, histerias, insensateces y delirios, odios y rencores, perdidos y añorados, no debemos seguir avanzando en dirección contraria a lo que nos dicta la experiencia y la sabiduría, con miedo en el cuerpo y dolor en el alma.
Necesitamos dedicar tiempo a nosotros mimos y a nuestro propio crecimiento personal , conocer a gente diferente que va cambiando nuestra forma de vivir y actuar como si todo lo que nos rodeara no fuera con nosotros, aunque estemos de un lado para otro sin parar.
Iba a dar un cambio radical a su vida. Se había propuesto decir y hacer lo que le viniera en gana. Sabía que los éxitos y los fracasos en la vida eran esporádicos En esta oportunidad de un nuevo comienzo, no quería ser trascendente, simplemente leer, pasear o quizás no hacer nada.
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