No crean los mal pensados que este artículo es un manifiesto en contra de la formación política de PODEMOS, ahora que llega su momento cumbre y estelar , porque tras los resultados de las últimas Elecciones Europeas, ellos esperaban con ansia el asalto a la Moncloa, y las municipales y la mayoría de las autonómicas fueron un accidente en el camino en el que han empleado todo tipo de franquicias y les ha servido el apoyo o la inhibición de lo que ellos han denominada la casta socialista para alcanzar el poder en algunos ayuntamientos muy importantes
Habrá que estar muy atentos a cómo evoluciona el tema en Grecia, como termina el experimento de Tsipras que tras siete meses y asumir las imposiciones de la Troika, vuelve a convocar elecciones para el próximo día 20 de Septiembre, con una fuerte división interna y de qué manera eso va tener repercusión en España, visto el paralelismo entre SYRIZA Y PODEMOS.
Esta columna no va de eso, aunque no me negaran que no carece de interés en el análisis periodístico al que le dedicaremos un día un espacio y un tiempo en profundidad. No sufran las huestes del morado y los círculos. .No se inquieten, que ya habrá ocasión de explicar cómo han dado el paso de las asambleas a los despachos, y de la revolución social a formar parte de la denostada casta.
Hoy vamos a hablar de otras cosas de las que no podemos ni deberíamos prescindir, como por ejemplo el gran poder que en nuestras vidas y en la política tiene el optimismo, y miren que hay gente que se empeñan en entrenarse y estimularnos hacia todo lo contrario.
No podemos ni debemos vivir sin nuestra dosis de optimismo en sangre, porque es un componente, una herramienta emocional que nos puede ayudar a conseguir nuestras metas y objetivos por muy complicados que nos parezcan. Tal vez lo primero que nos deberíamos plantear es entrenarnos en el buen humor, para poder ser capaces de convertir cada minuto de nuestras vidas en un hecho positivo.
Con esto no es que quiera negar ni ignorar las dificultades, los obstáculos y problemas que habremos de superar en las rutas de nuestras vidas, sería instalarnos en el buenísmo o en la ingenuidad. No se trata de eso, sino de estar siempre en disposición de ayudarnos a nosotros mismos y a los demás, en lugar de hundirnos en el pesimismo y el catastrofismo estéril.
No podemos vivir sin ilusiones, y ser rehenes de la apatía y el desánimo. Tal vez debamos estar siempre en una constante búsqueda, porque lo interesante y emocionante no es llegar a la meta o lograr el objetivo sino hacer el camino, y hemos de hacerlo mirando y escuchando, sino somos ciegos y sordos que no vemos lo que tenemos delante de los ojos ni lo oímos aunque nos estén gritando.
Tampoco debemos aparcar u olvidar nuestra fantasía o nuestra posibilidad de soñar , hacerlo con las estrellas pero sabiendo por donde pisamos para evitar caernos al suelo , con equilibrio y sin exageraciones que en demasiadas ocasiones ocultan nuestra ausencia de ideas y en otras la carencia de emociones y sentimientos.
Podemos y debemos ser humildes e intentar con nuestros actos dejar las huellas de nuestra bondad y generosidad, ya que los que se ahogan en su propia vanidad jamás conocerán el mundo, por muchos años que vivan o mucho que viajen, y huir de alinearnos con aquellos que con su comportamiento provocan dolor y sufrimiento, porque nos convertiremos en cómplices.
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