Curioso Empedernido

Las razones de lo interesante

Flamenco no despreciaba la forma pero era más partidario del fondo, más de la novedad que de la rutina, más de la fuerza que de la inercia, de la vida real que de la virtual, de lo que puedes saborear, tocar u oler que de lo que te venden como ideal y auténtico es solo falso y sucedáneo

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Entre el pensar, el sentir y el soñar se perdía en las razones de lo interesante frente a quienes consumían sus días en lo anodino, lo rutinario y el aburrimiento. Era amante de las cosas atractivas y dichas con mucha sensatez, de lo inesperado y lo sorprendente.

Dentro de la ruta de las curiosidades, Pepe Flamenco, entre las majestuosidades de los palacios y las humildades de las cabañas, se encontraba cerca de conseguir sus sueños, sin dejarse arrastrar para retroceder sobre sus pasos y sin tener que pagar los platos rotos cuando las noticias fueran poco alentadoras.

Flamenco no despreciaba la forma pero era más partidario del fondo, más de la novedad que de la rutina, más de la fuerza que de la inercia, de la vida real que de la virtual, de lo que puedes saborear, tocar u oler que de lo que te venden como ideal y auténtico es solo falso y sucedáneo.

Sabía enriquecerse de todo lo que le rodeaba, tal vez por eso le encantaba conocer a gente nueva, a todo el que le pudiera poner algo de picante a su vida, que le  mostrara y enseñara nuevos horizontes, espacios y lenguajes.

A Pepe le gustaba escuchar diferentes tipos de música, ya fuera moderna, clásica o flamenca. Cada una de ellas provocaba en su ánimo sentimientos y emociones diferentes y le abrían  su razón y su corazón a distintas formas de expresión.

A Flamenco las horas se le pasaban volando, tal vez porque no se estancaba en un solo objetivo y un mundo monocolor, sino que sus ojos eran un gran angular y siempre se proponía nuevos desafíos, explorando nuevos caminos y proyectos e ideas diferentes.

No le gustaba acomodarse  e intentaba descubrir todas las posibilidades, combinando lugares de siempre con caminos nuevos o sitios distintos y personas diferentes. Lo que si procuraba era sacarle el máximo provecho a la cosa más simple, porque como decía Schumacher “lo pequeño es hermoso”

Cuantas y cuantas veces había pasado por aquella calle y había contemplado aquel rincón, pero ahora le parecía estar en un emplazamiento nuevo como si estuviera rodando un documental de esos que tanta admiración producían, de los que todos hablaban pero que muy pocos habían visto.

Además aquella mañana se había levantado dispuesto a cambiar su estilo. Le habían cortado el pelo al mínimo , su ropa era la de un joven de veintiún años a pesar de sus sesenta y tres , y su forma de estar y desenvolverse era la de quien se comía el mundo, no la de quien pretendía conservar todo aquello que había atesorado durante tanto tiempo.

Le seguía gustando el levantarse  al alba, cuando el sol  comienza a salir y nos da en la cara como si quisiera decirnos, ¡pero qué haces en la cama!  .También había aprendido con los años a dedicar tiempo para escuchar a los demás y aprender de sus pensamientos y sus experiencias.

Tal vez lo más interesante era como había ido ganando en generosidad, ayudando a los otros, buscando pasión en cada uno de los momentos de su vida y sabiendo aprovechar las oportunidades que le salían al paso, con la convicción  que debía huir de las precipitaciones porque cuánto con más calma hiciera las cosas mejor les saldrían.

A Pepe Flamenco, la vida le había cambiado para bien y le resultaban más interesantes  las relaciones con los demás, que  eran más intensas, motivadoras y gratificantes.
                          

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