Curioso Empedernido

Ritos y conversaciones

Anonimus solo quería combatir la corrupción y la poca vergüenza de aquellos que decían representarnos, intentando acabar con ellos si fuera posible

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Siempre hablaba de modo que todo aquel que quisiera se enterara de lo que quería decir, aunque muchas veces su pasado se hiciera presente para invalidarlo.Entre ritos y conversaciones, necesitaba airearse aunque aparentemente perdiera más de lo que esperaba ganar.

Notaba que todo estaba ralentizado como si se moviera subterráneamente sin apenas conexión afectiva e intelectual con el mundo exterior, sin improvisar nada y con todo muy meditado, sin bombas de relojería, con más hechos que palabras.

Anonimus solo quería combatir la corrupción y la poca vergüenza de aquellos que decían representarnos, intentando acabar con ellos si fuera posible, expulsándolos de la escena pública, sin delirios ni dolores, sin tambores ni temblores, ni tracas ni matracas sino con la seguridad y el rigor de quien sabe lo que quiere.

En esa salida de su entorno y búsqueda de nuevos horizontes no podía dejarse llevar por el pesimismo, ni amedrentar por el ruido de sables ni afilamiento de cuchillos, tampoco eran tiempos para amargarse con temas espinosos

Con ese reposo y serenidad que le invadía se encontraba más enérgico y con más entusiasmo que otras veces,  de tal manera que no había objetivo ni plan que se le resistiera, Desde la responsabilidad de que muchos eran los que  estaban pendientes de lo que hiciera en cada instante, se sentía más abierto y creativo para la toma de decisiones.

En sus conversaciones y exposiciones públicas lograba expresarse mejor que nunca, analizando todos los pros y contras, documentándose y sabiendo leer la letra pequeña para no pecar de banal, superficial o incauto, huyendo de los cotilleos y de los rumores que son el virus que propagan las polillas destructivas.

No era amigo de improvisar, ni en aquellos terrenos en los que sentía más seguro, ni sacar todos los ases de la manga a la primera de cambio y quedarse sin argumentos para seguir jugando. Por eso ante sus amigos y quienes le conocían bien, era una persona fiable.

Su rebeldía ante la injusticia y la arbitrariedad le convertía en un duro adversario, pero nunca en un sujeto hiriente y difamatorio o lleno de muletillas y tópicos, sino en alguien con planteamientos novedosos y originales, cuyo tono vital era contagioso y lo irradiaba a los demás.

El equilibrio personal de Anonimus le hacia controlar las provocaciones de las que era objeto, manteniendo su postura racional y ecuánime, con una gran habilidad y de forma natural y cercana lo que inspiraba mucha confianza y le investía de un gran dosis de liderazgo.

No le importaba rectificar cuando era necesario, porque se sentía seguro y procuraba no convertirse en rehén de palabras inconvenientes que nunca debieron ser pronunciadas, relativizando los apoyos y las reprobaciones y viviendo intensamente el presente porque era sabedor que constituía su único capital.

Guardaba sus espaldas sin sofocarse inútilmente, y organizaba como nadie sus propios recursos, Su ánimo se había vuelto con el tiempo más batallador y positivo, y descubría oportunidades donde otros solo veían obstáculos y dificultades.

Era original sin ser excéntrico, producía admiración sin provocar envidia, y escondía bajo su piel demasiados secretos que le revestían de un aspecto misterioso, que le hacía preguntarse en ocasiones si era real o quizás solo se trataba de un ente virtual.
                     

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