Curioso Empedernido

Signos y señales

Debemos ser conscientes que estamos siendo testigos del final de una época, en el que tenemos que cambiar o sucumbiremos arrastrados por algunas de las gigantescas olas del tsunami de las nuevas ideas

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La realidad está repleta de signos y señales, que en ocasiones somos capaces de descifrar, y en otras se oculta a nuestro entendimiento como sí de un profundo misterio se tratara. A veces podemos llegar hasta el fondo del mismo, pero otras no damos con la clave, y entre avances y retrocesos no logramos levantar la cabeza para ver con claridad lo que tenemos delante de nuestros ojos.

Entre respetos y desprecios, acelerones y frenazos, vergüenzas ajenas y propias, fiestas y duelos, placeres y amargores, palabras y silencios, agravios y perdones, arrepentimientos y rechazos, encuentros y desencuentros, buscamos sin cesar luces que nos iluminen el camino.

Tomar decisiones no es tarea fácil cuando no se tienen las ideas claras y no nos sirve ni ir a mil por hora, ni permanecer en la máxima quietud, ni ser pirómanos y bomberos a la  vez, ni echar la fiereza de los leones o derramar lágrimas de cocodrilo.

Hay noticias que levantan el ánimo y otras que nos provocan tristeza y depresión, actuaciones que son un ejemplo de honradez y ejemplaridad y posturas que son la fotografía de la más deleznable corrupción. Luces y sombras de la vida misma.

Cambios necesarios y modificaciones que no hubieran hecho falta, llamadas de atención o silencios elocuentes, sartenazos de enfado o palmas de elogio. En medio de este mar de símbolos y distintivos necesitamos desahogarnos y mostrarnos ante nuestros amigos como somos, en nuestra autenticidad y desnudez.

Debemos ser conscientes que estamos siendo testigos del final de una época, en el que tenemos que cambiar o sucumbiremos arrastrados por algunas de las gigantescas olas del tsunami de las nuevas ideas, y somos elementos de transformación o nos convertimos en estorbo.

Aunque no lo creamos, necesitamos mejorar y madurar interior y exteriormente, fortalecer nuestras creencias y flexibilizar nuestras posiciones, alimentar nuestros deseos y controlar nuestros miedos, intentar ser siempre un original por mejorar que una copia perfecta.

  Cuando hablamos y dialogamos, descubrimos que donde todo lo veíamos negro, casi siempre hay soluciones a nuestro alcance, y que es mejor hacerlo entre calmas y serenidades, huyendo de controversias y conflictos y sintiéndonos libres y sin obligaciones, porque nos ayudara a conocer mejor la realidad.

Procurar tener la conciencia clara de las cosas nos evita confusiones entre lo esencial y lo anecdótico, y evita que la gente construya leyendas urbanas donde debiera haber claridad y transparencia, que presuma de regeneración donde solo hay empeño en persistir en el error.
Afortunadamente en la vida todos somos iguales en derecho pero diferentes, porque si no se imaginan ustedes que todos tuviéramos el diferido de la señora Cospedal, la intransigencia del señor Más, el despiste intencionado de don Mariano Rajoy, las ganas de agradar y quedar bien con todos de Pedro Sánchez, la ambición legitima de Alberto Garzón de cepillarse a Cayo Lara y ser líder indiscutible de Izquierda Unida.

Pero lo más  de lo más, sería que todos aspiráramos a tener la coleta de Pablo Iglesias y salir en todas las televisiones repitiendo una y otra vez lo malo que son el resto  ,  me refiero, claro está, al de Podemos, no el abuelo fundador del PSOE.

Si esto fuera así, a lo mejor o tal vez a lo peor los síntomas de que esta sociedad no tiene solución serían tan claros, que no merecería la pena seguir luchando, así que adelante, que aunque difícil, créanme, esto tiene solución, pero depende de todos y cada uno de nosotros, líderes y protagonistas de nuestro presente y nuestro futuro.
 

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