Curioso Empedernido

Tira y afloja

Al encuentro de un nuevo otoño, intentamos liberarnos de nuestra esclavitud en relación a las nuevas tecnologías , de la adicción al tener, de nuestras metas de lugares olvidados, de las fealdades envueltas...

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad Ai

Nuestras vidas son un permanente tira y afloja, hacia arriba y hacia abajo, de aquí para allá, que según sea nuestra actitud y soplen los vientos, podemos ir en una u otra dirección, sin que por eso seamos más   fuertes o débiles ni firmes o  volubles.

En demasiadas ocasiones nos sumergimos en nosotros mismos para recrear la realidad, mostrando nuestro interior e intimidad a través de los otros, como si fueran caras distintas de nosotros mismos, como si pretendiéramos ocultar el secreto de un talismán que nos hace invencibles o guardar en una botella el oxígeno que necesitamos para respirar.

Al encuentro de un nuevo otoño, intentamos liberarnos de nuestra esclavitud en relación a las nuevas tecnologías , de la adicción al tener , de nuestras metas de lugares olvidados, de las fealdades envueltas y falseadas en cápsulas de belleza, de nuestros deseos camuflados por intereses desinteresados.

Con ritmo y con glamour, con rabia y con fiereza, con seducción y enamoramiento, con señales de que cualquier historia que nos parezca nueva es repetida, aun cuando cada vez se nos muestre como distinta, superamos el poder del fatalismo con nuestra libertad de decidir en cada momento.

No resulta extraño a veces,  que la gente que queremos no dejen de provocarnos preocupaciones y nuestro ánimos está subido a toda velocidad como en una montaña rusa cuya caída resulta trepidante, y cuando nos parece que algunos de nuestros sueños se pueden convertir en realidad , pensamos que es la consecuencia de estar tocados por una varita mágica y especial.

Entre tiras y aflojas, hemos perdido la noción del tiempo, y nos parece que siempre hemos vivido en esta puñetera crisis, y cuando miramos para atrás no logramos precisar con exactitud cuándo nos atacó esta desgracia, y si echamos la vista hacia adelante hemos perdido la esperanza sobre cuando saldremos de este túnel oscuro e interminable.

Muchas de las víctimas de esta situación tenían unas enormes ganas de empezar una nueva vida, pero no se atrevían a dar ese paso hacia adelante que le permitiera romper con los lastres que  le habían impedido avanzar y ser felices, de superar los baches que encontraban en su camino, de no lamentarse cada mañana y alegrarse por ser afortunado por el mero hecho de vivir.

Estamos aquí y debemos asumir nuestras responsabilidades, pero esa seriedad no nos debe conducir a la tristeza, haciendo del escenario de la vida un espectáculo aburrido en lugar de una fábrica de sueños en la que disfrutamos de cada decir, de cada hacer, de cada sentir, de cada sorpresa en cada esquina.

Perdemos demasiado tiempo entre preámbulos, circunloquios y largos paréntesis, cuando lo más sensato sería ir directo al grano, sin verborreas de profusión de adjetivos donde no hay sustantivos, de halagos vacíos, de acusaciones y descalificaciones inútiles.

Nuestras palabras y silencios, alegrías y penas, dulzuras  y amarguras, soledades y multitudes, luces y sombras, abstracciones y concreciones, paraísos e infiernos, dioses y demonios, bellezas y fealdades, aciertos y equivocaciones, dormires y despertares, son los tiras y aflojas que acaban dándole sentido a toda esta noria que da vueltas sin parar y sin saber muy bien hacia donde nos lleva.

Terminamos dándonos cuenta, por muy alto que apuntemos,  que era una gran verdad lo  que decía Charles Chaplin “todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más”.
   

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN