Su estado de ánimo se reflejaba en todo lo que hacía. Solía dormir como un bebe y aquel podía ser un día excelente porque todo le sonreía. Sin embargo se encontraba desorientado y sin saber muy bien que camino debía tomar.
Florián no alcanzaba a comprender como había gente cuyo único objetivo era intentar perjudicar a los demás y tampoco entendía tanta demagogia y chascarrillos, tantos teatrillos y paripés, acompañados de fanfarria, cintas e inauguraciones en las antesalas de depositar nuestros votos en las urnas, aunque algunas de ellas por descaradamente ilegales terminaran en las Juntas Electorales.
Y en este miércoles cuando se encontraba a pocas horas de que comenzara oficialmente la campaña para las Elecciones Europeas, pensaba y reflexionaba en los eslóganes de las grandes opciones políticas que le indicaban la buena dirección, como nosotros movemos Europa y nuestro poder como gente.
La verdad es que la música sonaba bien, aunque hubiera músicos que desafinaran, pero sabía que no podía pasar y el próximo día 25 de Mayo tenía que ir a votar, ya que todo lo que se decidía en Europa le afectaba de manera muy significativa.
Desconcertado tenía sus temores como ciudadano. A sus 30 años, era y se sentía muy joven. Había terminado sus estudios de Derecho y Económicas y se preguntaba, ¿ahora qué? Cómo podría salir adelante en un país, que como España la tasa de paro juvenil era del 55,48% según los últimos datos. Tendría que irse al extranjero como ya habían hecho algunos amigos suyos o encontraría trabajo en nuestra tierra.
Lo que tenía claro es que no podía permanecer inmóvil que debía exigir soluciones e ilusionarse con nuevos proyectos, que tenía el derecho y el deber de hacer oír su voz, de que si queremos hacer una Europa fuerte y que crezca social, política y económicamente tenemos que participar.
Sus demandas como las de muchos compañeros y compañeras que se habían formado con él, eran reclamar su lugar en la sociedad y tener un papel en la toma de decisiones, que tuvieran derecho a imaginar, soñar y progresar, que sí solo nos quedamos en los recortes y los ajustes, será imposible que se cree empleo.
Nuestro joven, como tantos y tantos de esta España y Europa nuestra, quería que los partidos políticos y sus representantes debatieran y platearan propuestas concretas encima de la mesa, lejos de dedicarse a hablar de sus cosas y de propinarse insultos, descalificaciones y lo malos que son los otros.
Por eso le parece muy bien, el que la candidata socialista Elena Valenciano se haya comprometido a que pedirá a Bruselas un Plan de Empleo Juvenil dotado con 21.000 millones de euros, y que sus tres prioridades sean las mujeres, los trabajadores y los jóvenes.
Está claro que el PP no nos ha llevado en la buena dirección, por mucha propaganda que haya hecho y haga ahora en plena campaña, y que todos los que vivimos peor que hace dos años y medio, no podemos por menos que preguntarle al señor Rajoy, ¿de qué recuperación habla?
Florián Desconcertado había decidido moverse para que Europa lo hiciera, para un mayor crecimiento y un empleo de calidad, una fiscalidad más justa y progresiva, más derechos y libertades, un desarrollo más sostenible, eliminar las desigualdades y lograr una sociedad europea más igualitaria.
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