Curioso Empedernido

Un túnel oscuro

Nadie sensato dentro ni fuera de nuestro país entiende que se cambie lo que funciona, lo que va a favor de las mujeres, lo que es conforme a la Constitución

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Entre la velocidad y el vértigo nos movemos de un lugar para otro, sin procurarnos tiempo para reflexionar y cuestionarnos lo que hacemos.  En ocasiones, votamos a quienes no son capaces de representarnos  porque desde el primer momento tienen el firme propósito de incumplir la palabra dada, y porque además no tiene ningún control sobre el ámbito de actuación de las decisiones que toman.

Ante cualquier situación, el gran objetivo de nuestros políticos debería ser intentar hacernos felices, potenciando los efectos positivos de la realidad y evitando los negativos, pero son muchos los factores y variables fuera del dominio de quienes han de gobernar  y demasiadas las influencias  por parte de los mercados  y poderes económicos que inciden y determinan lo que hacen.

La globalización, las nuevas tecnologías y la preponderancia de la economía sobre la política han creado un nuevo modelo de sociedad y Estado, en la idea de los espacios y tiempos y el papel de los actores ha cambiado. Una nueva vida en la que el miedo, la corrupción, la privatización y la involución democrática están fabricando un nuevo ser indefenso más cercano al súbdito que a la condición de ciudadano.

La ciudadanía molesta e indignada, repite una y otra vez, “si ustedes, señores y señoras de la política, no me resuelven los problemas y solo se preocupan de sus cosas, ustedes no me sirven”. Los sienten cada vez más lejos de sus demandas y rechazan su manera de ser y estar. Si para más INRI, no tienen el poder real ni actúan adecuadamente estamos ante una seria crisis política, que se manifiesta en la credibilidad y la confianza.

Para ilustrar el pensamiento lo mejor es un ejemplo, y no nos hace falta ir muy lejos  para establecer el contraste de la realidad, solo basta pararnos en nuestro país y ver lo que ha hecho el PP y el gobierno de Rajoy en España, toda una muestra de la barbaridad y de lo que no deben ser las relaciones con la ciudadanía.

En los dos últimos años la derecha rajoniana ha demostrado no tener ninguna solvencia para resolver los asuntos que nos afectan, y si una enorme capacidad para hacernos sufrir y procurarnos aquello de que “con nosotros la cosa va mal, pero no abriguen esperanza, porque puede ir a peor”

Se ha hecho evidente el poder del sistema financiero y de los grandes bancos , a los que hemos tenido que rescatar con el dinero de todos los españoles y españolas, el miedo se ha adueñado del tejido social y en esa perdida de derechos sociales y cívicos cada día nos sentimos más desprotegidos e inseguros.

Además estamos siendo testigos del mayor presunto caso de financiación ilegal y corrupción política de la España democrática, el Gürtel, y cada día surge en distintos puntos de la geografía ramificaciones del mismo. En el afán salvaje del liberalismo popular y populista se intenta privatizar todo hasta los espacios públicos y la seguridad de los ciudadanos, aunque ahora han sufrido un buen palo con el intento de externalizar los servicios de la sanidad madrileña y poner en manos privadas la gestión hospitalaria, que ha provocado la dimisión del Consejero de Sanidad de la Comunidad, el señor Lasquetty, con lo que las mareas blancas han ganado y el PP ha perdido.

Pero en el colmo de la barbaridad de barbaridades y por cuestiones puramente ideológicas se modifica, dando pasos atrás como los cangrejos , leyes como las del Aborto, que nos coloca cuarenta años atrás en nuestra historia.

Nadie sensato dentro ni fuera de nuestro país  entiende que se cambie lo que funciona, lo que va a favor de las mujeres, lo que es conforme a la Constitución, lo que respeta mejor la vida en formación, lo que es la línea mayoritaria en Europa, lo que no distingue entre pobres y ricas, lo que hace que la práctica del aborto sea más segura y equitativa, lo que es  una ley más preventiva o lo que supone un retroceso. Solo se justifica porque es una cuestión, como otras muchas ideológicas.

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