La noche del pasado viernes día 10 y la madrugada del sábado 11de este mes de Diciembre, nuestra popular barriada de la Bajadilla de nuevo supo a gloria y se llenó de ritmo y compás. En los salones de la Sociedad del Cante Grande de Algeciras, una de las entidades flamencas con más solera y prestigio de Andalucía se produjo el fenómeno.
Como dice y con razón, mi buen amigo y presidente de la Institución Pepe Vargas, quienes allí estuvimos podremos presumir en el futuro de haber sido testigos de un mágico momento, aquel en el que un artista criado en los pechos de la Peña por antonomasia del Campo de Gibraltar como Luis Montoya “Luis de Mateo, se arrancaba por soleá acompañado de los compases de la guitarra de un sanroqueño también joven pero con garra en el manejo de las seis cuerdas como el tocaor Manuel Peralta.
Soleá, seguiriyas, tientos, fandangos y bulerias, fueron saliendo de la garganta y el alma del joven cantaor, ritmo y compás gitano de este sur del sur, en el que al calor y el color que existía en el escenario y la sala, nos acompañaron con ese sello de flamencos auténticos, nuestros amigos de la Peña Terremoto de Jerez.
El broche de oro de la actuación por bulerias, sacó a las tablas de este santuario del arte a distintas generaciones del flamenco para dejar su impronta en unos pasos de baile, como Mateo , el padre del propio artista , Juan Vargas , presidente de la Peña jerezana, Gonzalo Vargas o ese gran artista tan nuestro que es José Pañero.
Una vez más en la Sociedad del Cante Grande, quienes allí estábamos experimentamos un sentimiento compartido, y pudimos comprobar que con las nuevos valores y generaciones no se pierde la esencia del flamenco, sino que se renueva y alimenta, desde el respeto a las raíces sin artificios, lo antiguo y lo válido de este arte tan universal y tan nuestro.
Esto es posible sin caer en ningún tipo de inmovilismo, sino desde el conocimiento que el flamenco es algo tan vivo, que en cada momento lo decide el tiempo que se vive, los artistas que lo viven e interpretan y la afición que disfruta con el cante, el toque y el baile.
Cuando se hace algo, lo importante no es solo la apariencia de lo que vemos, sino que nos comunique y sea creíble, y la tarea que viene realizando desde esta organización cultural, el actual equipo directivo capitaneado por Pepe Vargas y su vicepresidente Paco Martín Hurtado, huele y suena a flamenco, por lo que respira credibilidad por los cuatro costados.
Una tarea seria y rigurosa, del que a lo largo de estos últimos cuarenta y cuatro años se guardan documentos de video y fonográfica de muchas de las actuaciones que han pasado por su escenario, y que sirven no solo como memoria viva sino como fondo documental para estudiosos e investigadores.
Dentro de poco y antes de finalizar este trimestre, conoceremos el ganador o ganadora del IIº Certamen “Antonio Rubio” que la Sociedad del Cante Grande realiza en colaboración con Radioolé y Radio Algeciras de la Cadena SER, y creo que se ha abierto un importante camino de promoción para que la gente joven tenga una buena plataforma de darse a conocer.
Para sentir bien el flamenco, dicen los cabales que hay que tener duende, algo que como afirmaba Federico García Lorca, ese gran poeta y amante del mismo, “no hay mapa ni ejercicio”. Cuando una actuación nos conmueve y llega hasta el fondo de nuestras entrañas se produce algo que no sabría explicar ni creo que venga en ningún diccionario.
Entre las paredes de este templo de nuestro arte más genuino, el flamenco que es la Sociedad del Cante Grande de Algeciras, en plena Bajadilla, les puedo asegurar que de la mano del ritmo y el compás, de la comunión entre los artistas y el público aparece el duende.
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