Hay una cierta tendencia en algunos representantes públicos a apropiarse del tiempo y el espacio. La historia sucede porque ellos existen y los lugares donde ejercen el poder son ellos mismos. Así, y dicho con todo el respeto, que si no se me irrita y enfada, nuestro alcalde, mi buen amigo, José Ignacio Landaluce, se considera lo más importante de estos momentos y nuestra Algeciras, él mismo.
Da la impresión que si alguien suele discrepar o expresar su disconformidad con sus posiciones o criterios, cuestión normal en democracia, usted lo condena a los infiernos y lo convierte en enemigo de nuestro pueblo, como si no quisiera desde sus legítimas posiciones, al igual que usted, lo mejor para Algeciras
Eso, querido alcalde no está nada bien, porque tal vez equivocadamente algunos le van a llamar autoritario, que no escucha ni dialoga a la oposición, que quiere que le sigan en todo y a todos sitios como el Flautista de Hamelin, como una 'troupe' o una comparsa y usted, como buen demócrata, estará conmigo que la pluralidad es lo que puede enriquecer la toma de decisiones y por tanto las posibles soluciones.
Su partido y usted, que gobiernan con una holgada mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Algeciras, no pueden disponer de la oposición como si fueran concejales a sus órdenes, convocarles cuando usted quiera, pedirles que hagan lo que usted desee como si fuera el dueño y señor de todas las voluntades. Ya está mal, que lo intente hacer con sus compañeros y compañeras de Gobierno, pero sea usted más comedido con los otros grupos, que no están para formar e inclinarse a su paso y mucho menos para aplaudir todas sus actuaciones.
A esta confusión de creerse el único ser viviente de Algeciras, sin tener en cuenta que somos otros ciento veinte mil, hemos de añadir su persistencia en culpar de casi todo a la herencia recibida. En primer lugar eso no se sostiene, porque ya lleva usted dos años en la Alcaldía, y en segundo lugar porque la prudencia es buena consejera ya que nos podríamos encontrar que la inmensa mayoría de los problemas tienen su origen en la época en la que usted y su partido comandaban la nave municipal en coalición con los andalucistas, así fue durante casi doce años. Hay olvidos posibles, pero cuidado con la amnesia política.
Últimamente, ha cogido usted la bandera de la unidad de todos los grupos políticos para luchar por los intereses de Algeciras, y le tengo que decir que no es que no me parezca bien, sino extraordinario, porque la defensa de nuestros ciudadanos y ciudadanas deben estar por encima de los réditos electorales partidistas sean del color que sean, pero claro está cuando sale el sol o sopla el viento lo debe hacer para todos y todas y en todas direcciones.
No solo vale, exigirle a la Junta todo aquello que no cumple o que no hace bien, sino que tendremos que ir juntos y reclamarle lo que no nos da a la Diputación o la Mancomunidad, donde gobierna el PP; y sobre todo lo que no es normal, que siendo usted Diputado en el Congreso, no presionemos al gobierno del señor Rajoy sobre su ignorancia de que existe el Campo de Gibraltar, de que se sigue primando el corredor Mediterráneo y el puerto de Valencia frente al de Algeciras, y que nuestras infraestructuras pendientes no merecen ninguna atención por sus compañeras y compañeros de escaño en la Carrera de San Jerónimo. Mientras, muchos algecireños y algecireñas se preguntan una y otra vez ¿qué hace usted allí cada semana? Santificar todas las políticas de un gobierno que nos machaca y no atiende nuestras demandas y reivindicaciones. Espero, que no vuelva a incurrir en el error de designar a alguien para insultarme o descalificarme, sería reforzar mis razones y argumentaciones. Señor Landaluce, nosotros y nosotras también somos Algeciras.
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