La política es entre otras muchas cosas ser capaz de hablar de casi todos los temas con el común de los mortales, y procurar que este permanente diálogo sea fructífero con la loable y sana intención de mejorar las condiciones de vida de quienes son sus principales protagonistas , los ciudadanos, y que sean lo más felices posibles.
Es también la capacidad que ha de tener el político de ser generoso, para escuchar y entender a los demás, colocándose en el lugar de los otros, sin que por ello pierda la perspectiva de la realidad para resolver los problemas y dar respuesta a las demandas de la ciudadanía.
Desde esta columna de opinión del FARO INFORMACIÓN, me gustaría, en el camino entre la reflexión y la epístola dirigirme a usted señor Rajoy que está de vacaciones en Doñana, presidente de las Españas, las que se ven y las que son, las que se gobiernan desde Bruselas, Madrid, cada una de las Comunidades Autónomas o desde los más de ocho mil ayuntamientos, todos ellos España y Estado.
He de reconocer, Don Mariano, que no le han tocado a usted los mejores tiempos para dirigir el país, pero usted sabía y era conocedor de donde se metía, tras ganar unas elecciones por amplia mayoría en la que con la mano en el pecho, ha de confesar públicamente que mintió más que hablo, y hubo gente que con toda su buena voluntad le creyó, y aunque no le tenía mucha simpatía, decidió probar suerte y votarle, y hoy se siente defraudado y timado.
Señor Rajoy , la inmensa mayoría de los ciudadanos y ciudadanas sensatas y razonables de este Sur del Sur, que es España , tras ocho meses de reformas, recortes, ajustes, mentiras y engaños, están profundamente decepcionados con su actuación política y con todas las medidas que ha adoptado que lejos de reducir y aliviar la crisis , la aumentan y empeoran.
Además durante este tiempo, se ha incrementado el sufrimiento de los más desfavorecidos en una rueda sin fin que cada día que transcurre resulta más injusta e insoportable. Se ha cumplido la ley de Murphy, que todo es manifiestamente empeorable, y es que salvo los ricos, los evasores y los defraudadores fiscales, el resto del personal estamos mucho peor que hace ocho meses.
Debería usted saber, tras su dilatada carera política, que nadie pueda dar lo que no tiene, y que por mucho que le dicte y ordenen la señora Merkel, el FMI o el BCE entre otros, no se puede recortar nada a quien nada tiene.Por eso, don Mariano, le pediría un ejercicio de juego de papeles, y que con un pequeño esfuerzo de sensibilidad e imaginación se colocara usted por unos momentos en la situación de los que apenas pueden subsistir.
Imagínese que no está usted en la Moncloa, sino que es uno de los miles de parados a los que se le han acabado todas sus prestaciones como desempleado, ¿me sigue, don Mariano?, pero que todavía y gracias al plan Prepara recibe 400 euros, ¡qué gran fortuna!, con los que intenta hacer juegos malabares y milagros para malcomer usted y su familia y no atracar supermercados.
Pero para más INRI, este ciudadano de Algeciras, por ejemplo, tiene motivos para estar harto e indignado, porque el presidente del Gobierno de España, usted don Mariano, le tiene un mes con la ansiedad de no definirse ni saber si le va a mantener dicha prestación o no. Y por fin el pasado martes, en plenas vacaciones y tras el despacho con el Rey, cuando había dicho que no hablaría, va y dice que la prorrogara. ¿Qué pensaría usted de su Presidente?
Ya, ya tranquilícese y no emplee epítetos gruesos, y analizando la situación con más calma, tal vez diría que no sabe ni que quiere ni adonde va y se ha visto obligado por la presión social o política , que todo le resbala o que le ha querido hacer sufrir inútilmente.
Eso sí, como casi siempre nos hace trampas y nos engaña , puesto que lo que usted piensa llevar al próximo Consejo de Ministros del día 24 es la propuesta de prorroga pero con cambios, en el que los parados deberán demostrar que buscan empleo y están inscritos en cursos de formación especializada.
Si usted, señor Presidente, se colocara con mas frecuencia en NUESTRO LUGAR, confiaría más en nosotros, en los ciudadanos y ciudadanas, y no seguiría sembrando dudas y demonizando a los jóvenes, a las mujeres, a los parados, a los pensionistas, a los funcionarios, a los sindicalistas, a los partidos de la oposición y a todo bicho viviente que se atreva a decirles que así NO, que ese no es el camino para que España se recupere y salgamos de esta maldita y larga crisis socioeconómica.
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