Como siempre que llegan estos momentos, es lógico y habitual que se produzcan tensiones y divisiones dentro de cada una de las organizaciones políticas que aspiran a representaros en las Cámaras Alta y Baja a la hora de confeccionar las candidaturas al Congreso y al Senado.
Encontraremos en estos dos meses y medio que faltan, todo tipo de rumores filtraciones y especulaciones, y nosotros, los que pagamos nuestros impuestos y estamos dispuestos a votar asistiremos en ocasiones, entre asombrados e indignados, porque no hablan más de nuestros problemas y menos de los suyos.
Y la primera pregunta que nos invade, es si se habrán enterados, ellos y ellas, los que andan entre conversaciones y conspiraciones queriendo permanecer o aparecer en las listas, que la mayoría de las veces nos trae sin cuidado sus manejos y que lo que necesitamos son respuestas y soluciones.
Lo que más nos importa, es qué se comprometan a trabajar de verdad para resolver nuestros problemas, que cumplan con lo que nos prometan y que tengan las manos limpias y los bolsillos de cristal, el resto son cuentos chinos y palabrería sin sentido.
En estos días, ya hemos empezado a asistir a quienes se consideran ganadores, antes de que los electores hablemos con nuestros votos, lo que no deja de ser un ejercicio de prepotencia y desprecio a la voluntad popular, que suele llevar a buenos sustos y a grandes decepciones.
Están también quienes se descartan generosamente de las listas, en la seguridad de que no van a contar con ellos o con ellas, y dentro de esta fauna hay quienes lo hacen con elegancia aludiendo a circunstancias personales, haber cubierto una etapa o encontrarse cansados o cansadas, pero sin despotricar ni dar portazos, mientras que otros u otras en el colmo de su enfado, terminan metiendo la pata y diciendo las mayores inconveniencias.
Los hay, que como las ratas, abandonan el barco antes de que se hunda y los que, como los piratas, lo asaltan para poner su botín a buen recaudo, los que siempre se pegan al que tiene el rotulador para que no los tache y aquellos que montan la bulla para llamar la atención y chantajear al mandamás de turno, aparentando un poder que no tienen.
Resultan patéticos los integrantes del Club de los mártires, dispuestos a sacrificarse por su partido, por los ciudadanos y ciudadanas que se lo piden a gritos por todas las esquinas y por el conjunto de la humanidad, al igual que no deja de ser peligroso quienes se creen imbuidos de un halo especial que les transforma en salvadores pero que abocan en ser vividores y embaucadores.
Y con la actual ley electoral y el poder de los aparatos políticos, nos tocará aguantar una vez más a los insufribles e insustituibles, sabedores de todas las soluciones y controladores de todas las voluntades que les mantienen en el poder interno de sus partidos. Habrá también, aunque sean los menos quienes coherentemente creerán llegado el momento de su relevo.
No podemos conformarnos ni debemos resignarnos, ya es hora de cambiar las cosas y demostrar que en democracia , no solo somos todos iguales y valemos lo mismo cada cuatro años , sino todos los días , y que para protagonizar el país que queremos, lo único que no debemos es estarnos quietos.
Juan Antonio Palacios Escobar.
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