Opiniones de un payaso

No me sorprende

Que el PP estuviera enfrascado en una operación cotidiana de blanqueo de dinero la misma mañana de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, como parece que estuvo, según ha publicado, con información y documentación contrastadas, un medio a lo largo de los últimos días, no me extraña...

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Que el PP estuviera enfrascado en una operación cotidiana de blanqueo de dinero la misma mañana de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, como parece que estuvo, según ha publicado, con información y documentación contrastadas, un conocido medio a lo largo de los últimos días, no me extraña en absoluto. Y digo que no me extraña en absoluto porque, si se analiza la actitud que la mayoría de la cúpula dirigente del Partido Popular ha tenido frente al problema del terrorismo en España durante las últimas dos décadas, y muy especialmente mientras estuvo en la oposición, es inevitable llegar a la conclusión de que ha sido indecente y deleznable. No hay más que echar un vistazo a las hemerotecas.
Más que una cuestión de estado el terrorismo de Eta fue para el PP, y todavía da la impresión de que lo sigue siendo, un instrumento con el que desgastar al contrario y, sobre todo, con el que recabar votos derrochando demagogia. Puede resultar duro esto que escribo, pero, lamentablemente, es la verdad. Y no porque lo afirme yo, un servidor tocado por el conocimiento de la gracia divina, sino porque los hechos lo demuestran.
Con decir que todavía hay entre los  fanáticos de esta formación –o más bien entre los fanáticos del ideario que la misma defiende– que se creen, o –lo que es peor– quieren hacer creer a los que son sus incondicionales entre la ciudadanía, que lo de las bombas en los trenes de Atocha de aquella trágica jornada fue cosa de Rubalcaba y Zapatero, ya se puede recordar con meridiana claridad de quiénes y de qué estamos hablando.
Suponíamos que con lo que ha llovido desde entonces, y tras el abandono de la lucha armada por los izquierdistas aberzales, eso de recurrir al terrorismo etarra y al dolor de las víctimas había quedado ya en el olvido, incluso entre lo más granado de la derecha reaccionaria de este país, pero en estos últimos días hemos podido comprobar que no. A juzgar por las desafortunadas declaraciones que recientemente realizaba nuestro ministro del Interior en funciones, el señor Jorge Fernández Díaz, en las que –a pesar de lo beato y devoto que es el hombre– tuvo la desvergüenza de comentar, y muy maliciosamente, que Eta desea como agua de mayo un gobierno de PSOE y Podemos.
No, no me sorprende que mientras en España andábamos casi todos consternados con las consecuencias del atentado terrorista más cruento y salvaje de nuestra historia en la sede de Génova 13 estuvieran ensobrando billetes de quinientos euros y llevándolos a los bancos de enfrente para lavarlos. Ni me sorprende tampoco que el señor Fernández Díaz, o cualquier otro alto gerifalte pepero, se despache con unas manifestaciones de ese cariz. Lo que sí me sorprende es que todavía haya quien se sorprenda…

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