Opiniones de un payaso

El adiós de Griñán

José Antonio Griñán ha anunciado que se retira de la vida política. ¡Ya era hora! Mucho ha tardado. Veremos cuánto se demora don Manuel Chaves en seguir su ejemplo...

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José Antonio Griñán ha anunciado que se retira de la vida política. ¡Ya era hora! Mucho ha tardado. Veremos cuánto se demora don Manuel Chaves en seguir su ejemplo.
Lo del primero estaba casi cantado. Estaba casi cantado, quiero decir, que terminaría yéndose. Yo creo que, entre otras cosas, para no ser un obstáculo en la reelección de Susana Díaz, de la que, como todo el mundo sabe, fue su principal valedor.
No es que me alegre de que Griñán haya dado otro paso atrás para marcharse a su casa, pero, dadas las circunstancias, pienso que era necesario que lo hiciera. Tomó una decisión que le honra cuando renunció a la presidencia de la Junta de Andalucía, aunque me temo que se equivocó al aceptar el cargo de senador, y ahora acaba de tomar otra que dice mucho en favor de su condición como político y como persona. Lástima que nuestro otro expresidente no haga lo mismo. No dudo ni he dudado nunca de la honradez de ambos y estoy seguro de que ninguno de los dos tienen cuentas en Suiza. Pero en el ejercicio de la actividad política su hoja de servicios, si bien brillante, lamentablemente no está del todo inmaculada.
Como ya dije en otra ocasión, Chaves y Griñán deberían de haber hecho mutis por el foro desde mucho antes de esa imputación –que resulta que no es una imputación– por la que han comparecido ante el Supremo. La gravedad del asunto de los eres, que no puede negarse ni tampoco minimizarse, y su evidente implicación, si no por acción, sí por omisión, lo exige, por muy injusto que resulte.
Si el PSOE pretende convencer a los ciudadanos de que es implacable contra la corrupción, y, ya de paso, de que se renueva, aún sigue teniendo en este caso una oportunidad única. Como también he escrito alguna que otra vez tratando este tema, la dirección del partido socialista está obligada a hacer todo lo posible para que los dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, motu proprio, abandonen sus escaños en el Congreso y en el Senado y parece que, con la discreción que la cuestión requiere, se halla en la tarea. Al menos, con uno lo ha conseguido ya. El otro, sin embargo, se resiste y se muestra como un hueso más duro de roer. Aunque, independientemente de lo que acabe resolviendo el alto tribunal, también está bastante claro que el final de su carrera se encuentra ya muy cerca.

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