Opiniones de un payaso

El dilema del PSOE

Como ya he apuntado en alguna otra ocasión, no puedo más que estar de acuerdo con quienes afirman que Chaves y Griñán tendrían que dimitir y retirarse de la actividad política. Su implicación en el asunto de los eres, ya sea por acción o por omisión, es evidente. Aparte de esa imputación del TS...

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Como ya he apuntado en alguna otra ocasión, no puedo más que estar de acuerdo con quienes afirman que Chaves y Griñán tendrían que dimitir y retirarse de la actividad política. Su implicación en el asunto de los eres, ya sea por acción o por omisión, es evidente. Aparte de esa imputación decretada por el Tribunal Supremo, que resulta que técnicamente no puede ser tenida por tal, está la cuestión de la responsabilidad política, no asumida, en mi opinión, como se debiera.
Si el PSOE quiere diferenciarse y distanciarse del Partido Popular  en el modo de afrontar los casos de corrupción, esta es una oportunidad única que no se debería dejar escapar. La dirección socialista, con Pedro Sánchez a la cabeza y la complicidad de Susana Díaz, está obligada a hacer todo lo posible para que los dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, motu proprio, abandonen sus escaños en el Congreso y en el Senado. Y, por su parte, Manuel Chaves y José Antonio Griñán podrían a su vez plantearse hacerle un favor al partido en el que desarrollaron su carrera durante tantos años yéndose, aunque sea injusto. Los tiempos que corren exigen que los representantes públicos actúen con rigor y coherencia y la ciudadanía, cansada del espectáculo bochornoso al que asiste casi a diario, con tanto escándalo de sinvergonzonería y mangoneo, más aún.
El otro frente que el PSOE tiene abierto es la crisis de Madrid, tras la suspensión de la comisión ejecutiva regional y la destitución de Tomás Gómez. Aquí también creo que Pedro Sánchez se equivoca. Y no lo digo tanto por la decisión de quitarse de en medio a la dirección de la FSM, que, aunque discutible, ha podido ser acertada, teniendo en cuenta ciertos factores que solo pueden ser leídos y entendidos en clave interna. Sino por la elección del nuevo candidato a la presidencia de la comunidad autónoma. La excepcionalidad no puede ser excusa para que los socialistas madrileños renuncien ahora a un proceso de primarias abierto y participativo. Esto supone un paso atrás que el partido no puede ni debe permitirse si quiere recuperar la confianza de los ciudadanos y aumentar sus posibilidades de seguir siendo la única alternativa seria y creíble de gobierno.
Es verdad que la Federación Socialista Madrileña tenía ante sí un grave problema. Dado que una buena parte de la élite de la organización, después de lo del “tamayazo”, se había acomodado en el papel de eterna oposición al que le condenaban los resultados en las urnas y hasta parecía mostrarse conforme con una situación esa, que, gracias a las dádivas otorgadas por el PP, mediante el saqueo de Caja Madrid, o a través de la trama destapada por la Púnica, le venía siendo incluso rentable. Pero, aun siendo esto así, y aunque se planteara la necesidad de acabar con dicho mal cortando por lo sano, creo yo que el PSOE debería ser muy cauto respecto al tratamiento postoperatorio que se aplica, para evitar que la herida se infecte y, sobre todo, para que el remedio no le cause más daño que la propia enfermedad.
En cualquier caso, el dilema al que se enfrentan los socialistas es el de demostrar que están decididos a cambiar las cosas dentro de su propia casa y, lamentablemente, ni lo de Chaves y Griñán, por un lado, ni lo que está pasando en Madrid, por otro, indican que se esté avanzando por ese camino.

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