Opiniones de un payaso

La última encuesta del CIS

Me llama la atención la información que aporta la última encuesta del CIS sobre estimación de voto. No porque se coloque a Podemos como posible segunda fuerza política. Ni porque el PSOE pase a un preocupante tercer puesto y sea superado por la organización que dirige ese tal Pablo Iglesias. Sino...

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai

Me llama la atención la información que aporta la última encuesta del CIS sobre estimación de voto. No porque se coloque a Podemos como posible segunda fuerza política. Ni porque el PSOE pase a un preocupante tercer puesto y sea superado por la organización –o tal vez debiera decir la desorganización– que dirige ese tal Pablo Iglesias. Sino por el hecho de que el Partido Popular, a pesar de los pesares, sigue manteniéndose en el primer puesto. Lo que pone de manifiesto no ya el fenómeno constatado de que los populares no solo han contado y cuentan con un electorado fiel que le apoya tanto en las duras como en las maduras, sino un electorado que parece ser mucho menos exigente que pueda serlo el de los socialistas, que hasta hace bien poco venían siendo la otra gran opción de gobierno con la que contábamos en este país.
A los peperos muchos de sus incondicionales les perdonan todas o casi todas. Aunque mientan, incumplan promesas, jueguen a la demagogia, limiten derechos y libertades, recorten en materia de educación, sanidad y servicios sociales, enchufen, manguen, se lleven dineros a Suiza –o Dios sabe dónde más– y ante todo esto encima respondan con el mayor de los cinismos. Desde las pasadas elecciones generales de 2011, que ganaron espoleados por una crisis –esta de la que nos dicen que ya estamos saliendo– a la que, en lugar de conjurar para hacer patria, invocaban, es verdad que todo cuanto ha llovido les ha pasado factura. ¡Solo faltaba! Pero, aun así, ahí los tenemos: situados los primeros en lo que se refiere a las preferencias de los españoles y la mar de contentos. Tan contentos que ni se lo creen, ni se lo explican, teniendo en cuenta lo de la Caja B, la financiación ilegal, el asunto Bárcenas y la trama Gürtel, amén del sinfín de corruptelas repartidas por numerosos y dispares lugares del territorio nacional. Con la boca pequeña expresan ahora su preocupación por el estancamiento del PSOE y la subida imparable en los sondeos de los de Iglesias, Monedero, Rejón y compañía, pero la realidad es que, aunque le vienen viendo las orejas al lobo desde hace ya algún tiempo, no pueden ocultar que, en su fuero interno, con la actual situación –menos da una torta– todavía se sienten encantadísimos.
Los datos del CIS nos ponen de manifiesto, además, que al que hoy aún es principal partido de la oposición sus votantes no le perdonan ni una. Cosa que desde el punto de vista sociológico ya se sabía. Por aquello de que a la derecha no pero a la izquierda sí se le reclama que, aparte de con la palabra, predique con el ejemplo.
Asimismo, dichos datos nos revelan otro detalle no menos importante: que, consciente o inconscientemente, la mayoría de los ciudadanos, incluso muchos de aquellos que lo niegan, siguen culpando de los males de nuestra economía al gobierno anterior –en particular a ZP–, aunque dicha apreciación, en rigor, no sea justa.
Y, cómo no, evidencian también algo que todos ya veníamos dando por sentado: que quienes están obteniendo rédito e incrementando sus expectativas electorales, a costa del desgaste de PP y PSOE, la recesión, la coyuntura general y, en definitiva, el desencanto y el hartazgo de una gran parte de la población, son los de esa nueva formación política en ciernes, heredera del 15-M. Ese partido desconcertante que lidera el muchacho ese de la coleta, con más razón que un santo en casi todo cuanto dice, pero que no estoy yo muy seguro tenga en su poder la fórmula mágica para dar con la tecla y solventar los principales problemas que como sociedad padecemos.

http://www.jaortega.es

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN