Mañana miércoles se celebra la festividad de San Francisco de Sales, Patrón de los Periodistas católicos. Llega la festividad en medio de un mal momento para la profesión, por aquello de la reconversión que se está acometiendo en el modelo habitual de negocio de este mundo de juntar letras. La radio, más avanzada en sus cabezas visibles, apostó hace ya más de veinte años por ir eliminando las programaciones locales de las emisoras de cadena y afrontar los costes de las llamadas estrellas que copan tanto la programación matinal, como la vespertina y la nocturna con los programas deportivos, aquel invento de SuperGarcía que hoy en dúa aún tiene continuidad. La radio, de alguna forma, se ha asentado, las radios locales que existen son pequeños negocios que salen adelante con mucho trabajo y mucho ingenio, fundamentalmente on line, mientras las otras son emisoras municipales que no pasan, en muchos de los casos, por su mejor momento ya que la publicidad local no da en la mayoría de las ocasiones para tapar los gastos que se generan. Otra cosa bien distinta es el mundo de la prensa escrita en la que nos encontramos inmiscuidos. Se lleva mucho tiempo hablando de la desaparición del periódico de papel en favor del periódico digital, pero ni el primero afortunadamente termina por desaparecer, a pesar de la crisis que se ha llevado a muchas cabeceras por delante, ni el digital acaba por tener ese lugar como modelo de negocio, sobre todo porque la información se ha bifurcado en redes sociales, en facebook, en twitter y cualquiera, desde su casa, lanza una información de alcance. Es un mundo el del periodismo que está por reinventarse y que, de momento, deja muchísimas dudas en torno al papel de los profesionales. No sé si en las Universidades de la Comunicación a los estudiantes se les indica la dificultad que van a encontrar a la hora de vivir de esa carrera profesional, porque obviamente a nivel de provincias el espectro del trabajo cada vez es menor y todos no pueden intentar vivir del maná de Madrid o de capitales como Sevilla. La festividad patronal de San Francisco de Sales llega en tiempos de futuros inciertos.
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