“Próxima apertura. Establecimiento de hostelería. Requerimos personal de cocina y barra. Interesados dejen CV en el buzón”. El aviso está pegado al escaparate del antiguo local de General Óptica de la calle Algarve desde el pasado mayo, y es de los pocos cerrados que advierten de que “pronto” volverá a llenarse de actividad. En este caso lo explotarán los hermanos Javier y Jesús Villanueva, que hasta hace poco gestionaban a tan sólo unos metros El Gallo Azul, que en estos momentos está inmerso también en una profunda reforma para su reapertura con un concepto mucho más moderno y atrevido que hasta ahora tras pasar a manos del empresario malagueño Gonzalo Assiego. Afincado en Bali, donde se ha ganado el reconocimiento de todos por sus espectaculares bares de playa, ha apostado personalmente por el emblemático edificio.
La alta cocina, en Aladro
Ambos proyectos ya resonaban hace un año pero lo cierto es que acusan un cierto retraso. En el otro extremo está la apertura en el pasado mes de diciembre de dos negocios de alta cocina de la Plaza Aladro, como es Mantúa, considerado el primer restaurante gastronómico de la ciudad, regentado por el cocinero Israel Ramos, encargado en su día de poner en marcha Albalá, y Lu Cocina y Alma, a cargo del que ha sido durante 10 años director gastronómico de Aponiente, el cocinero jerezano Juan Luis Fernández. El aterrizaje de ambas firmas con las que estos chef vuelven a su tierra y la alta cocina ha llegado casi por sorpresa, “lejos” del eje Corredera-Arenal-Consistorio tan demandado.
En cualquier caso, su entrada en el circuito hostelero evidencia más que nunca el buen estado de salud de la hostelería en el centro. Mucho más irregular es la situación del comercio y de ella ni siquiera se libran las tiendas de las grandes franquicias. Tras la marcha de Woman Secret, Bershka, Springfield, Oysho, Massimo Dutti o Mango el pasado año, la última firma que emigrará del centro será Pull &Bear, frente a la rotonda de los Casinos, ubicación que cambia por un amplio local en Área Sur que ya anuncia a su ‘nueva inquilina’. El anuncio de su marcha no ha sentado nada bien, como también ocurrió con el adiós a Mango. Ahora tras la campaña de Navidad la última firma en confirmar su traspaso en la calle Larga ha sido la boutique de Sandro Ferrone, que se traslada a la calle Ancha, en Cádiz, con lo que son cuatro los locales sin actividad en esta arteria peatonal. La esperanza es que Primor, la firma de la compañía malagueña, especializada en la distribución low cost de perfumería y cosmética, que no para de crecer en su expansión a nivel nacional, ya ha confirmado que se instala en el local de Mango a finales de marzo y que la tienda será “espectacular”. Más impulso necesita la calle Algarve, donde de la más de veintena de locales comerciales sigue habiendo cuatro sin actividad, entre ellos el de Natura, al que siguen saliéndole pretendientes que no terminan de apostar por él; tampoco pasa por un buen momento Medina.
El resurgir de la calle Honda
Por contra, la que ha tomado impulso ha sido la calle Honda, donde las mercerías más tradicionales conviven con firmas de tocados y de la industria textil que han sabido hacerse un hueco en una calle que hace unos años pasó por sus horas más bajas. Exceptuando un local, y la espalda de Mango, este vial vuelve a tener completa su oferta. ¿Qué falta?Que de una vez por todas el pequeño comercio del centro tenga su plan integral que le dé el impulso que necesita para salir a flote y atraer a visitantes por sí solo.
El eterno problema de los aparcamientos
El presidente de Asunico, Manuel García, tienen claro que hasta que no solucionen los problemas de accesibilidad del centro por la falta de aparcamientos, no estará en la “misma división” que las grandes superficies. Para ello aboga por el rescate de la concesión administrativa de la zona azul, para lo que reclama ayudas estatales.
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