A la espera de que se le pongan nombres y apellidos oficiales a los que van a ser nuevos accionistas del club, aunque sin mayoría absoluta, ya hay retos importantes que deben afrontar con la mayor urgencia como es el abono de la nómima del mes de septiembre a la plantilla de técnicos y jugadores, algo que es prioritario, más incluso que jugar o no en Chapín, ya que hay muchos que dependen en exclusiva de lo que se les prometió en su momento. Igualmente deben intentar arreglar de la mejor manera posible el asunto de los campos de entrenamientos, más allá de la inversión que se vaya a realizar en las instalaciones de Don Bosco, como en pasadas ediciones anticipábamos. Y, organizado el tema casero más trascendente, habrá que ir tomando forma jurídica en aras de ponerse en contacto tanto con el Juzgado de los Mercantil como con la Comisión de Seguimiento del Convenio de Acreedores, así como con la propia Liga de Fútbol Profesional y todas las partes implicadas en la angustiosa situación económica de la entidad xerecista, en aras de poder ir salvando escalones, como se ha venido haciendo hasta ahora con más trabajo que dinero, para que la supervivencia de la entidad no se ponga en peligro y, sobre todo, para darle total y absoluta credibilidad, protagonistas al margen, al proyecto de inmediato futuro de un equipo que está condenado a vivir el día a día con muchos apuros, con demasiados apuros, y que necesita de un balón de oxígeno para que esa vivencia diaria tenga unos plazos mayores y más desahogados. Son retos que todos, desde el primer aficionado al último socio del club, pasando por los artífices de todo esto que son Afición Xerecista, técnicos, jugadores y colaboradores de la entidad, esperan que se asuman con rapidez.
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