Les ha costado casi una década de espera, pero la llegada de las máquinas al CEIP San José Obrero para acometer las obras de ampliación está más cerca que nunca. De momento, aunque la Delegación territorial de Educación de la Junta en Cádiz anunció que los trabajos estarían “a pleno rendimiento” durante el periodo estival, lo cierto es que el verano ha dado poco de sí en el centro, más allá de realizar labores de medición de los topógrafos a la espera de todas las licencias de obras necesarias.
Llegaron al colegio a mediados de julio, pero el movimiento ha sido bastante discreto en el interior del patio. Unas circunstancias que no han pasado inadvertidas por el AMPA, que lamenta que al final el traslado de los tres módulos prefabricados se vaya a hacer deprisa y corriendo habiendo tenido todo el verano para ello. Se trata de la actuación inicial de la primera fase -hay tres- de unos trabajos para los que se invertirán casi 2,3 millones de euros.
De esta manera, lo primero que van a hacer los operarios de Pefersan S.A., la empresa encargada de las obras, es trasladar las caracolas, como así se conoce a estas aulas, que se instalarán en la zona de aparcamientos de los profesores, por lo que previamente hay que proceder a allanar el terrenos para desplazarlas hasta este punto y sellarlas, ya que en el espacio donde están las prefabricadas actualmente es donde se levantará el edificio del aulario de Infantil. La previsión, según apuntan desde la asociación de padres y madres, es que esta mudanza comience a principios de semana y se alargue al menos las dos próximas. “Entre una cosa y otra esos trabajos van a durar 15 días y habiendo tenido todo el verano que vayamos con el tiempo justo...”, indican desde el colectivo de padres, a sabiendas de que tienen 12 meses de obras por delante, que es el plazo proyectado, y que cualquier demora puede afectar a la terminación de los trabajos en tiempo y forma. Este va a ser el único cambio que noten los escolares al volver al cole el próximo 12 de septiembre y la actuación menos aparatosa de todas las que restan.
Los padres lo tienen claro: van a estar muy encima y muy implicados en unos trabajos por los que se han echado a la calle en numerosas ocasiones indignados porque sus hijos se quedaran sin espacio para dar clases. Son muchos años de plazos y proyectos frustrados y piensan estar vigilantes.
Precisamente, esta semana ha trascendido que en el caso de la ampliación del IES Fernando Quiñones, las prefabricadas no podrán retirarse hasta comienzos de 2017,cuando el plazo previsto era septiembre.
En el caso del colegio San José Obrero, las obras, supondrán dotar al centro de una tercera línea por cada nivel educativo de Infantil y Primaria.
Partiendo del centro original, que está formado por tres edificios independientes, se creará un único edificio que contará con dos zonas diferenciadas, para Infantil y Primaria, desde las que se podrá acceder a las áreas de uso común. Estas estarán compuestas por despachos, sala para la Asociación de Madres y Padres del Alumnado (AMPA), biblioteca, comedor, cocina y zona de administración.
Un centro moderno
Además, en el exterior se construirán unas nuevas pistas deportivas y un gimnasio, que se conectará con el edificio a través del porche.
La zona destinada a Infantil se desarrollará en un bloque de una sola altura formado por nueve aulas de infantil con aseos, aulas exteriores, espacios comunes y una salida directa al patio de juegos de este nivel educativo. El ala de Primaria quedará distribuida en dos plantas y estará dotada de 18 aulas, seis de pequeño grupo, sala de usos múltiples, sala de recursos y sala de música.
Esta ala tendrá varios accesos y salidas directamente comunicados con los núcleos de escaleras.Esta intervención, que ampliará el edificio en 2.032 metros cuadrados de nueva construcción, creará nuevos espacios para 225 alumnos y aumentará la capacidad del centro hasta los 675 puestos escolares.
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