Jack Johnson, el gigante de Galvestone

Jack Johnson encontró en el primitivo y brutal boxeo de finales del s. XIX una manera de sobrevivir. Con un físico portentoso, en 1903 se proclamaba campeón del mundo... en su oprobiosa versión para hombres negros

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  • Jack Johnson

el mundo del deporte está repleto de historias. Algunas, con la pátina del tiempo se han convertido en leyenda. Esta es una de ellas: En una entrevista reciente al maestro Manuel Alcántara, a propósito de su libro La edad de oro del boxeo, quince asaltos de leyenda, le escuché una anécdota atribuida al legendario campeón de lo pesos pesados Jack Dempsey. Un periodista le preguntó ¿qué hace falta para ser campeón?. El le contestó: "hambre". Quizás esta sea la razón de que haya habido en la historia de los grandes pesos tantos campeones negros. Este que les propongo conocer fue el primero de todos.
John Arthur Johnson -Jack Johnson- nació en Galveston, Texas, en 1878. Sus padres eran esclavos liberados. Eran los suyos un tiempo y un país duros para el hombre negro. Cualquier ofensa, real o fingida, de un negro sobre un blanco terminaba indefectiblemente con el negro colgado de un árbol. Años después el poeta Lewis Allen retrató magistralmente aquella sociedad siniestra en un poema llamado "Strange fruit", al que pondría música, voz y sentimiento Billie Holliday. Hablaban aquellos versos de una "fruta extraña y sangrienta que cuelga de los álamos del viejo sur".
Los EEUU se edificaron sobre la masacre de los indios americanos y sobre la explotación de los negros. Pero uno de aquellos negros, Jack Johnson estaba dispuesto a defenderse. A los doce años dejó el colegio y se fue de casa. Aprendió a pelear entre los brutales estibadores del puerto de Galveston. Cuentan que llegó a participar en una práctica infame llamada "Batle Royale", un enfrentamiento denigrante en el que a varios negros les vendaban los ojos para que se golpearan a ciegas. Para diversión de los blancos, naturalmente.
Jack Johnson encontró en el primitivo y brutal boxeo de finales del s. XIX una manera de sobrevivir. Con un físico portentoso, en 1903 se proclamaba campeón del mundo... en su oprobiosa versión para hombres negros. Pero Jack Johnson no era solo un tipo negro y duro, era también una persona cultivada, aficionado a la ópera, a la literatura francesa, a conducir coches caros a gran velocidad... y a las chicas blancas. Una provocación intolerable para la época. Porque Jack Johnson era sobre todo un provocador. No solo retó al campeón blanco: cuando este se negó a pelear con el lo persiguió por todo el mundo volviendo a retarlo una y otra vez. Hasta que no tuvo más remedio que aceptar la pelea. En 1908, en Sydney, Australia, Jack Johnson no solo se proclamó campeón del Mundo de los pesos pesados, el primer negro de la historia, sino que le propinó tal paliza al canadiense Marvin Hart, al que llegó a sujetar para que no cayera, que la policía hizo parar la grabación del combate por cinematógrafo para que no quedara constancia de la humillación del hombre blanco a manos del hombre negro.
Johnson retuvo la corona mundial hasta 1915. El escritor Jack London acuñó la expresión "gran esperanza blanca" destinada al blanco que devolviera la corona de los grandes pesos a su legítima raza. Pero Johnson los fue noqueando uno detrás de otro. Acusado de fomentar la prostitución, por el pecado de ir acompañado por una mujer blanca, tuvo que huir de EEUU, para seguir peleando por todo el mundo. Hasta que en 1915, en la Habana, un tosco vaquero llamado Jess Willard por fin lo mandó a la lona. Johnson siempre sostuvo que el combate estaba amañado. Que le prometieron que podría volver a su país, para visitar a su padre enfermo, si se dejaba ganar. Probablemente la explicación es más sencilla: un boxeador joven y fuerte acabó con el reinado de un veterano que ya tenía 37 años.
De vuelta, Johnson tuvo que cumplir un año de presidio. Tras su salida en libertad quiso volver a las peleas, pero las puertas de los grandes circuitos se le habían cerrado para siempre. Su reinado en los grandes pesos fue toda una premonición: tras la llegada de Joe Louis en la década de los años 30, salvando el paréntesis de Rocky Marciano, todos los grandes campeones han sido negros.
Jack Johnson murió en 1946 en un accidente de tráfico. Cuenta la leyenda que conducía furioso porque en un restaurante se habían negado a servirle debido al color de su piel. Hoy, aquel gigante, el Gigante de Galveston, está considerado uno de los diez mejores boxeadores de la historia. Aunque su verdadera historia, de lucha y provocación, va mucho, mucho más allá del boxeo y del deporte.

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